Yuja Wang: para no olvidar.

Lunes 21 de diciembre de 2009, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Jornadas de Piano "Luis G. Iberni". Yuja Wang, piano. Obras de D. Scarlatti, Schumann, Schubert-Liszt y Prokofiev.
La noticia del Archivo de música de Asturias cambiaba programa y fecha, menos mal que uno está al tanto. Sobre un escenario sin decoración, sólo el pendón con el escudo de Oviedo (que nunca descuelgan aunque actúe la OSPA), pero ni los cartelones de OVI ni una flor, nada... algo raro ¿la crisis?, sólo el imponente Steinway, en medio del escenario, presidiendo lo que vendría a continuación.
Muchos huecos en el patio de butacas en un lunes desbordante musicalmente en Oviedo para continuar manteniendo el refrán de "Días de mucho, vísperas de nada": en la Sala de Cámara del propio auditorio y a la misma hora la actividad programa por la Ópera de Oviedo "Alrededor de la ópera: sobre Sinesino", donde Aarón Zapico y Xavier Sábata ofrecían un espectáculo titulado "Undercastration: tras los pasos de Sinesino", y también a las 8 de la tarde el Concierto de Navidad en la Catedral, con el Coro Universitario dirigido por Joaquín Valdeón y de solistas las sopranos Beatriz Díaz y Patricia Rodríguez Rico con el contratenor José Hernández Pastor. con un programa variado que incluía el Gloria de Vivaldi.
Como siempre, difícil elección, pero mi faceta de pianista, el programa previsto y el curriculum de la pianista pekinesa (que el martes 22 hará "caer el gordo" en el Teatro de la Zarzuela de Madrid), amén de tener pagado el abono desde septiembre, no me hicieron dudar mucho.
Aparece una señorita delgada, menuda, con unos zapatos de tacón impresionantes y corte de pelo muy "manga", por lo demás muy sobria. Había olvidado cómo suena un piano de cola, la impresionante gama dinámica que esconde, el funcionamiento de los pedales, la calidez y la potencia en segundos, la perfecta acústica de la sala... Todo ello con una técnica estratosférica, hepatante, donde cada una de las obras interpretadas, a cual más "endemoniada", descubrían notas nunca antes escuchadas desde una interpretación nada "china" y menos aún juvenil viniendo de una pianista de sólo 22 años que parecía romperse por la mitad cada vez que se doblaba hasta los pies para saludar. Sí se confirmaron mis pensamientos sobre que el Sello Amarillo no suele confundirse en sus fichajes, y además de imagen o sonido, también siguen, 111 años después, haciendo historia musical al descubrir talentos que acaban siendo Historia de la Música, y Yuja Wang es una de ellas.Las notas al programa no podían estar mejor escritas viniendo de todo un maestro del piano como es Francisco Jaime Pantín, y cada una de sus palabras tuvieron fiel reflejo en el caudal sonoro que llenó el Auditorio desde los prodigiosos dedos de la pianista china (aunque formada en Canadá y EE.UU.) pero actuando muñeca, antebrazos, brazos y todo el cuerpo, sin olvidar un manejo igualmente magistral de los pedales. Nunca pensé que álguien sacase tanto del instrumento romántico por excelencia abarcando un repertorio desde el Barroco de Domenico Scarlatti hasta el "caleidoscópico" Prokofiev. Incluso en los arreglos de Liszt sobre tres lieder de Schubert parecía estar escuchando al gran Dietrich Fischer-Dieskau.
El programa lo escribo porque no tiene desperdicio:
Primera parte:
D. Scarlatti: tres sonatas: en SOL M. K. 427 - L. 286; en Si m., K. 87 - L. 33; en MI M. K. 380 - L. 23; en SOL M. K. 455 - L. 209.
R. Schumann: Estudios sinfónicos, Op. 13 / 13a.
Segunda parte:
F. Schubert: Tres lieder (arreglo de F. Liszt): Gretchen am Spinnrade, S. 558 / R. 243 Nº 8 (D. 118, op. 2); Auf dem Wasser zu singen, S. 558 / R. 243 Nº 2 (D. 774, op. 72); Der Erikönig, S. 558 / R. 243 Nº 4 (D. 328, op. 1).
Prokofiev: Sonata para piano nº 6 en LA M., op. 82.
No me gusta hacer elecciones cuando podemos tenerlo todo, y de semejante despliegue cada una de las obras aportó cosas nuevas, siempre raro y difícil cuando tenemos ciertos prejuicios (yo el primero) sobre la "invasión del piano chino". Las sonatas de Doménico parecían estar compuestas para piano, cada uno de los estudios de Schumann eran perlas engarzadas en un collar enorme, y los lieder realmente cantables dentro de la "maraña" de notas que el abate reunió unificando el piano original con la dificultad de la canción. Pero la sonata del ruso ha sido de lo mejor que he escuchado en mi vida, intentando calificarlo antes de "caleidoscópico" por la cantidad de visiones, brillos, aristas que se van redondeando en cada uno de sus cuatro movimientos. Allegro moderato que es el ideario maduro y concentrado, Allegretto casi etéreo, ese Tempo di valzer: Lentissimo que me trae capuletos y montescos rehechos y multiplicados, para finalizar con ese Vivace que cual vorágine y éxtasis ponían el broche perfecto a la inmensa desnudez, todo un lenguaje sinfónico trasladado a un piano que no me cansaré de repetir, había "olvidado" cómo sonaba, con una maestría que nos dejó boquiabiertos a más de uno, y así lo escribí nada más salir del concierto.: apenas hubo toses y pudimos disfrutar del "poderío" que esa maravilla de instrumento (¡gracias Paco!) por el que han pasado y aún pasarán esta temporada lo más granado del panorama pianístico mundial (Kristian Zimerman, Horacio Gutiérrez, Eldar Nebolsin o Maria Joao Pires en esta temporada) atesora nuestro auditorio carbayón. Creo que hoy en día ningún pianista se atreva con este auténtico "potro de tortura", esfuerzo titánico, físico y mental durante más de hora y media, como el escuchado en esta jornada inolvidable.
Y si no querías taza, taza y media, mejor aún ¡dos propinas! (sin ramo de flores, caja de bombones o moscovitas de Rialto, ¿otra vez la crísis?), auténticas diabluras que no puedo calificar de "fuegos de artificio" -viniendo de quien lo hicieron- sino todo un derroche y despliegue "dantesco" que unía cielo e infierno, el mayor de los virtuosismos posibles con un lirismo imposible para cualquier mortal de nuestros días (ni siquiera aquel "diablo del violín" Henryk Wieniawski), tal vez algún otro "animal del piano" como lo fue en su momento Cziffra: Liszt con la "Paráfrasis sobre la Tritsch Tratsch polka" straussiana (sólo me sonaba algo parecido por el brasileño Artur Cimirro o el más conocido Evgeny Kissin, de quien he puesto los enlaces interpretando precisamente los "lieder de Liszt"), y por si hubiese dudas -que no las había- Horowitz y las "Variaciones sobre la ópera Carmen de Bizet", qué más me queda por decir que lo dicho en el título: Yuja Wang: PARA NO OLVIDAR.
P.D. 1: Reseña en LVA del martes 22.
P.D. 2: Foto de Luisma Murias y crítica de Diana Díaz en LNE del miércoles 23, donde también se queja de la coincidencia de conciertos.
P.D. 3: Entrevista a Beatriz Díaz por Aurelio M. Seco en LVA del martes 22.

Comentarios

Entradas populares