Hungría de mis amores

Sábado 13 de diciembre, Santa Lucía, 104 cumpleaños de mi abuela Lucía, y luego concierto en el Auditorio dentro de las Jornadas de Piano "Luis G. Iberni" con un programa húngaro (excelentemente comentado por mi amigo Aurelio Martínez Seco) interpretado por una Oviedo Filarmonía cada vez más madura y más empastada, que maneja repertorios y escenarios variados, incluyendo "el foso" del Campoamor, y con numerosos directores que le están dando buena fama de orquesta todoterreno, esta vez bajo la batuta del titular de la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS), el austriaco Gúnter Neuhold (el de la foto), con música de Bartók y Kodály, que paso a comentar.
En la primera parte el Concierto para piano nº 2 de Bartok, con el sevillano Óscar Martín (otro de los que se ha atrevido con la Iberia de Albéniz), excelente, extraordinario, pleno... y además joven (como el gran Javier Perianes al que también hemos podido escuchar y muy en paralelo con Óscar Martín), al que se le está descubriendo incluso a nivel internacional (de hecho ya actuó este año en Caracas con "mi" Orquesta Simón Bolívar (dirigiendo Pablo Mielgo del que comenté el 4 de diciembre cómo llevó la música a la cárcel de Soto del Real), y que nos brindó un bis de Doménico Scarlatti que "me supo a gloria". La segunda parte siguió con el Divertimento para orquesta de cuerda Sz 113, donde he descubierto una "nueva sonoridad" en los arcos de una Oviedo Filarmonía, y no lo digo por las bajas a causa de la gripe que sacude Asturias (de hecho estaba el contrabajista de la OSPA Joshua Kuhl tuvo que cubrir con el titular de la Filarmonía el hueco de otros dos, dejando "algo cojos" los contrabajos, aunque puedo asegurar que no se notó en el plano sonoro que solamente estaban dos en vez de los cuatro "necesarios"). Y de broche las "agradecidas" Danzas de Galánta (comentadas ya por mi querido "Cuervo" y que curiosamente también las ha interpretado la Bolívar con Dudamel y con Lorin Maazel), obra del otro húngaro de la velada, Zoltán Kodály que la orquesta bordó en tempi, texturas, planos y todo lo que queramos añadir. La celebración de los 104 años de mi abuela Lucía no podían haber tenido mejor colofón.

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