Inspiradora Italia
Viernes 13 de diciembre, 20:00 horas. Conciertos del Auditorio, Oviedo: Jesús Rodolfo Rodríguez (viola), Oviedo Filarmonía, Marzio Conti (director). Obras de Hector Berlioz y Richard Strauss.
Italia siempre fuente de inspiración, esta vez con dos grandes orquestadores desde obras de juventud coincidentes hasta en número de opus, con muchas coincidencias que Ramón Avello hace saber en las notas al programa.
Se abría la velada con una obra poco escuchada del gran Berlioz: su Harold en Italia, op. 16 (1834), curiosa por no ser propiamente sinfonía ni poema sinfónico o concierto para viola, aunque sea la protagonista. El solista un asturiano, Jesús Rodríguez, al que descubrí en 2008 y escuché hace tres años cuando ganó recién finalizados los estudios en el CONSMUPA su Premio "Ángel Muñiz Toca", compartiendo escena y también formación en la GMJO con mi admirada María Ovín (hoy de violín segundo en la OSPA), impactándome entonces su frescura interpretativa en solitario con obras muy exigentes. Ahora con orquesta y más "hecho" como solista y la siempre excelente concertación del italiano Conti nos deleitaron con "el Harold" muy desigual en emociones y sonoridades, difícil técnicamente para Jesús Rodolfo que solventó con madurez aunque volumen siempre discreto en un instrumento de por sí opaco, aunque el maestro de la orquestación francés escribiese esta obra por encargo de Paganini para su recién adquirida viola Stradivarius, cuidando y mimando siempre esos planos variados en tutti, solos y concertantes. El asturiano, hoy afincado en Nueva York, toca una viola moderna italiana "Ferruccio Varagnolo" (1910) de bello color en los registros agudos y medios pero tapada por momentos que no impidieron reconocer su evolución en una partitura donde la viola es la comentarista musical de "Las peregrinaciones de Childe Harold" de Lord Byron en las que se inspira el compositor francés y maestro de la instrumentación.
Los títulos de los cuatro movimientos sirven para buscar los paralelismos músico-literarios: "Harold en las montañas" que comienza en un sombrío Adagio antes de la entrada de la viola acompañada por arpa y madera antes del Allegro rico en sonoridades por parte de solista y orquesta, magisterio de orquestación bien trabajada con las intervenciones puntuales de la viola en un movimiento largo y denso; "Marcha de peregrinos cantando la plegaria del atardecer", Allegretto muy lírico que resultó íntimo en sensaciones con unas trompas bien empastadas y la cuerda rítmica en pizzicati siempre ayudando a realzar el protagonismo del solista; "Serenata de un montañés de los Abruzos a su amante" hizo recordar el folklore italiano que tan bien entiende Conti, en complicidad con Jesús, Allegro assai, auténtico scherzo y serenata que permitieron lucirse a la madera, en especial el corno inglés; "Orgía de bandidos" es el Berlioz desenfrenado como el propio tempo Allegro frenético, aunque contenido pese a que el compositor lo describiese como "furibundo, ebrio, ... una estampa en la que se golpea, rompe, mata y viola". Interpretación sobria pero sin emociones profundas como la propina de una personal versión breve del conocido Over the Rainbow de "El Mago de Oz".
Más explosivo y dramático resultó el R. Strauss de Aus Italien, "Fantasía sinfónica", Op. 16 (1886) que el titular florentino llevó con la pasión mediterránea que los germanos envidian. La Oviedo Filarmonía está afrontando con el director italiano repertorios sin complejos y convenciendo de las posibilidades de esta formación ya madura y con personalidad sonora. Cuatro movimientos también titulados indicando la fuente de inspiración del alemán que pasó de la partitura a la interpretación: "En el campo", Andante molto tranquilo para paladear una cuerda con poso, "En las ruinas de Roma" para las trompetas realmente straussianas de este Allegro molto con las pinceladas de oboe y clarinete en virtuosa pugna, "En la playa de Sorrento" de orquestación potente desde el Andantino con ritmo de siciliana y precuelas (palabra de moda) impresionistas con protagonismo de madera, antes de la "Calle popular de Nápoles" y el director florentino como en casa, ese Allegro molto que Strauss convierte en auténtica lección compositiva variando el conocido "Funiculì, funiculà" que pensase popular (realmente mejora el original de Luigi Denza) para ir elaborando la paleta orquestal cual muestrario a utilizar posteriormente en sus poemas sinfónicos. Placer sonoro y Vesuvio de color con la Italia siempre evocadora e inspiradora, esta vez de primera mano en la interpretación de la OFil con Marzio Conti: "Grazie mille" maestro.
Italia siempre fuente de inspiración, esta vez con dos grandes orquestadores desde obras de juventud coincidentes hasta en número de opus, con muchas coincidencias que Ramón Avello hace saber en las notas al programa.
Se abría la velada con una obra poco escuchada del gran Berlioz: su Harold en Italia, op. 16 (1834), curiosa por no ser propiamente sinfonía ni poema sinfónico o concierto para viola, aunque sea la protagonista. El solista un asturiano, Jesús Rodríguez, al que descubrí en 2008 y escuché hace tres años cuando ganó recién finalizados los estudios en el CONSMUPA su Premio "Ángel Muñiz Toca", compartiendo escena y también formación en la GMJO con mi admirada María Ovín (hoy de violín segundo en la OSPA), impactándome entonces su frescura interpretativa en solitario con obras muy exigentes. Ahora con orquesta y más "hecho" como solista y la siempre excelente concertación del italiano Conti nos deleitaron con "el Harold" muy desigual en emociones y sonoridades, difícil técnicamente para Jesús Rodolfo que solventó con madurez aunque volumen siempre discreto en un instrumento de por sí opaco, aunque el maestro de la orquestación francés escribiese esta obra por encargo de Paganini para su recién adquirida viola Stradivarius, cuidando y mimando siempre esos planos variados en tutti, solos y concertantes. El asturiano, hoy afincado en Nueva York, toca una viola moderna italiana "Ferruccio Varagnolo" (1910) de bello color en los registros agudos y medios pero tapada por momentos que no impidieron reconocer su evolución en una partitura donde la viola es la comentarista musical de "Las peregrinaciones de Childe Harold" de Lord Byron en las que se inspira el compositor francés y maestro de la instrumentación.
Los títulos de los cuatro movimientos sirven para buscar los paralelismos músico-literarios: "Harold en las montañas" que comienza en un sombrío Adagio antes de la entrada de la viola acompañada por arpa y madera antes del Allegro rico en sonoridades por parte de solista y orquesta, magisterio de orquestación bien trabajada con las intervenciones puntuales de la viola en un movimiento largo y denso; "Marcha de peregrinos cantando la plegaria del atardecer", Allegretto muy lírico que resultó íntimo en sensaciones con unas trompas bien empastadas y la cuerda rítmica en pizzicati siempre ayudando a realzar el protagonismo del solista; "Serenata de un montañés de los Abruzos a su amante" hizo recordar el folklore italiano que tan bien entiende Conti, en complicidad con Jesús, Allegro assai, auténtico scherzo y serenata que permitieron lucirse a la madera, en especial el corno inglés; "Orgía de bandidos" es el Berlioz desenfrenado como el propio tempo Allegro frenético, aunque contenido pese a que el compositor lo describiese como "furibundo, ebrio, ... una estampa en la que se golpea, rompe, mata y viola". Interpretación sobria pero sin emociones profundas como la propina de una personal versión breve del conocido Over the Rainbow de "El Mago de Oz".
Más explosivo y dramático resultó el R. Strauss de Aus Italien, "Fantasía sinfónica", Op. 16 (1886) que el titular florentino llevó con la pasión mediterránea que los germanos envidian. La Oviedo Filarmonía está afrontando con el director italiano repertorios sin complejos y convenciendo de las posibilidades de esta formación ya madura y con personalidad sonora. Cuatro movimientos también titulados indicando la fuente de inspiración del alemán que pasó de la partitura a la interpretación: "En el campo", Andante molto tranquilo para paladear una cuerda con poso, "En las ruinas de Roma" para las trompetas realmente straussianas de este Allegro molto con las pinceladas de oboe y clarinete en virtuosa pugna, "En la playa de Sorrento" de orquestación potente desde el Andantino con ritmo de siciliana y precuelas (palabra de moda) impresionistas con protagonismo de madera, antes de la "Calle popular de Nápoles" y el director florentino como en casa, ese Allegro molto que Strauss convierte en auténtica lección compositiva variando el conocido "Funiculì, funiculà" que pensase popular (realmente mejora el original de Luigi Denza) para ir elaborando la paleta orquestal cual muestrario a utilizar posteriormente en sus poemas sinfónicos. Placer sonoro y Vesuvio de color con la Italia siempre evocadora e inspiradora, esta vez de primera mano en la interpretación de la OFil con Marzio Conti: "Grazie mille" maestro.
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