Tarantella sinfónica y más

Miércoles 18 de septiembre, 21:30 horas. Plaza de la Catedral de Oviedo, Tamburi del Vesuvio, Oviedo Filarmonía, Marzio Conti (director).
No importa el "orbayu" cuando uno lo pasa muy bien, y de nuevo felicitar al Maestro Conti por sus arriesgadas apuestas, esta vez con música de su tierra y unos músicos napolitanos encabezados por Nando Citarella, que canta (y encanta con un excelente y sentido Non ti scordar di me de De Curtis), anima, baila, lleva la percusión y hasta recordó anécdotas históricas como el enfrentamiento Saboya - Borbón antes de la reunificación italiana), con su formación de instrumentos tradicionales realmente interesantes y cercanos a nuestra tierra, una cantante de voz natural  con registros increíbles, y hasta una bailarina que completó el cuadro en un auténtico volcán de calidad, casi todas con el respaldo de nuestra OvFi "todoterreno", aunque amplificada (con lo malo que tiene), en un concierto emotivo para algunos y entretenido para el público que al finalizar todavía continuó en medio de la plaza bailando con estos artistas italianos que transmiten alegría con su música tradicional, meridional y cercana en todos los sentidos.

Incluyo directamente la crítica de Javier Neira para LNE del día siguiente, pues a las horas que llegué a casa, tras quedarme también a la actuación de mis amigos de Vuelta abajo, no era plan escribir, y menos cuando el profesional lo hace "por mí" (y mejor, Gracias Javier), dejando algunas fotos mías para el recuerdo:

La Catedral, la pequeña Italia
El maestro italiano Marzio Conti, al frente de «Oviedo Filarmonía» y «Tamburi del Vesuvio» trajo las tarantelas de su país a las fiestas ovetenses e hizo bailar bajo los paraguasEl maestro Marzio Conti puso a la plaza de la Catedral a bailar tarantelas napolitanas al frente de su orquesta «Oviedo Filarmonía» y con la participación del grupo «Tamburi del Vesuvio». La música consiguió transformar la ovetense plaza de la Catedral en una pequeña Italia, una fiesta con reminiscencias de «El padrino» en la que sólo faltaban para completar la escena Sofía Loren o Marcello mastroianni. La alegría de la música italiana traída a Oviedo por el director de la orquesta ovetense obligó al público a quedarse a disfrutar, pese a la lluvia que empezó a caer, al principio con timidez, poco después de los primeros sones del concierto.
La actuación arrancó a las nueve y media de la noche con «Reveille toi» y después continuó con «Tarantella di Piedigrotta» mientras el público seguía el vertiginoso y contagioso ritmo mediterráneo que supera, en frenesí incluido, al sirtaki. Conti, italiano a fin de cuentas y siempre derrochando gracia y buen hacer, explicó las características de la música tradicional de su país entre pieza y pieza, poniendo el acento en las tarantelas, que son sin duda la representación de los sones más profundos del alma latina.
La velada incluyó la presentación de instrumentos tradicionales, como la zanfona, el fliscaletto o la percusión siciliana tradicional, encabezada por la tamorra.
El cantante Nando Citarella, un destacado artista en el género, encabezó a «Tamburi del Vesuvio» y el cuadro se completó con una bailarina para redoblar el efecto costumbrista, desenfadado y participativo.
En sucesivos tramos, en los que intercalaba explicaciones, Conti ofreció al público «Palummella zompa e vola», «Marechiara», «Valzer di Antoniuccio», «Pollino e a San Miche», «Magna Mater», «Non ti scordar di me», «Friscalettata», «Suite Costiera all'Avvocata» y «Naninella». Un baño de música peculiar, distinta a la que suele escucharse en la plaza de la catedral durante San Mateo, que contó por primera vez con la orquesta de Oviedo en primera línea de fuego. La catedral, con Conti, parecía ayer la pequeña Italia.

Del recital "sabandeño" de Vuelta Abajo destacar el alto nivel alcanzado por unos aficionados capaces de sonar como profesionales, abundando temas de su último trabajo, con "menos marcha" de la esperada, habiendo sido más apropiado escucharlos en un teatro o recinto cerrado, incluso con el público sentado, pero "la peña" agradeció el trabajo y cantamos abajo tanto como arriba. Hora y media de música e historias contadas y cantadas, Joaquín "Pupú" de maestro de ceremonias y la dirección musical de Javier Sabonis.
Lo dicho, altas horas y vuelta a la aldea que el día siguiente era laborable con madrugón. Todo por la música... ¡y los amigos!

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