Don Alfredo ¡qué gran misterio!
Viernes 9 de diciembre, 20:30 horas. Iglesia de San Isidoro el Real, Oviedo. VII Ciclo de Música Sacra "Alfredo de la Roza". Escolanía San Salvador, Pueri Cantores (Elisa Garcia Gutiérrez, directora); director: Gaspar Muñiz Álvarez. "O Magnum Mysterium". Obras de Victoria y Guerrero.
Don Alfredo de la Roza Campo, para los amigos Alfredo, para "sus chicos" Don Alfredo sin más, siempre vivo en el recuerdo, en la música que compartimos y aún disfrutamos, y "su" Escolanía, la que le recuerda y homenajea en este ciclo ovetense desde hace siete años, una proeza para estos tiempos donde conseguir patrocinadores es una batalla, abrirse un hueco en una ciudad tan melómana donde muchos días la oferta es tan amplia que se hace difícil la elección (sin ir más lejos el anterior viernes), pero que la ilusión, el amor por la música siempre eterna, y la simiente bien plantada hace que brote en cada esquina la palabra, las voces en armonía, el tributo a dos de nuestros grandes, Guerrero y Victoria de la mano para conmemorar el poder de la música al servicio del texto, la liturgia sonora desde el trabajo en equipo, el esfuerzo, sacrificio que no busca recompensa y sin embargo la tiene.
Labor de años que sigue en la brecha, los "Pueri" que crecen antes de lo que pensamos, las familias apoyando ¡qué ejemplo!, el compañerismo y la solidaridad sin saberla para todos y cada uno, de las tardes permutadas por ocio, ocupadas y preocupadas en compartir. La "Escolanía" como auténtica escuela de vida desde la música, tal vez una (buena) disculpa para la común unión y camino hecho al andar, espejo en el que mirarse, primer descansillo en una escalera de la que no vemos su final, y sin olvidar un sentir cristiano que trasciende creencias porque nuevamente la música sigue uniendo espíritus.
Todo esto y mucho más me vino al recordar a mi querido Alfredo y escuchar este concierto de perfecta clausura de un año resumido en cuatro viernes. Victoria en su aniversario y "O magnum mysterium" indescifrable y cercano, desde el Motete a la Misa que comenzaron los mayores del Kyrie al Credo para compartir y alternar protagonismo con los pequeños: villanescas de Guerrero con misa de Victoria, "Si tus penas no pruebo" y Sanctus, pureza frente a madurez desde un empaste admirable, "O venturoso día" más Agnus Dei, nueva conjunción de inocencia y vida para corroborar "¡Qué buen año!" y dar gracias con Elisa dirigiendo "Ave María" (de Don Alfredo) donde las voces blancas se sumaron y multiplicaron con las escolanas.
Las palabras de Nacho (Ignacio Rico) expresaron nuevamente lo que Don Alfredo ha supuesto para TODOS, cómo marcó y sigue abriendo camino para tantos, socializando, humanizando y hasta cristianizando desde la música a tantas generaciones. El canto del "In Paradisum" (Henryk Jan Botor), que estrenaron en la edición de 2.009, con Gaspar Muñiz dirigiéndonos a los presentes abarrrotando el templo barroco de la Plaza Mayor ovetense, todos hacia ese más allá tan cercano y a la vez etéreo / eterno, nos devuelve los interrogantes sobre la vida y la muerte que trascienden el raciocinio pero donde lo mundano de Guerrero y lo religioso de Victoria hecho "Misa", la infancia y adolescencia con la madurez, se dan la mano, inicio y final en eterno bucle.
Don Alfredo se siente feliz y todos los que compartimos su Amor, así con mayúsculas, también.
Gracias por compartir y mantener vivo este espíritu universal y fraternal, así las fuerzas nunca decaen...
Don Alfredo de la Roza Campo, para los amigos Alfredo, para "sus chicos" Don Alfredo sin más, siempre vivo en el recuerdo, en la música que compartimos y aún disfrutamos, y "su" Escolanía, la que le recuerda y homenajea en este ciclo ovetense desde hace siete años, una proeza para estos tiempos donde conseguir patrocinadores es una batalla, abrirse un hueco en una ciudad tan melómana donde muchos días la oferta es tan amplia que se hace difícil la elección (sin ir más lejos el anterior viernes), pero que la ilusión, el amor por la música siempre eterna, y la simiente bien plantada hace que brote en cada esquina la palabra, las voces en armonía, el tributo a dos de nuestros grandes, Guerrero y Victoria de la mano para conmemorar el poder de la música al servicio del texto, la liturgia sonora desde el trabajo en equipo, el esfuerzo, sacrificio que no busca recompensa y sin embargo la tiene.
Labor de años que sigue en la brecha, los "Pueri" que crecen antes de lo que pensamos, las familias apoyando ¡qué ejemplo!, el compañerismo y la solidaridad sin saberla para todos y cada uno, de las tardes permutadas por ocio, ocupadas y preocupadas en compartir. La "Escolanía" como auténtica escuela de vida desde la música, tal vez una (buena) disculpa para la común unión y camino hecho al andar, espejo en el que mirarse, primer descansillo en una escalera de la que no vemos su final, y sin olvidar un sentir cristiano que trasciende creencias porque nuevamente la música sigue uniendo espíritus.
Todo esto y mucho más me vino al recordar a mi querido Alfredo y escuchar este concierto de perfecta clausura de un año resumido en cuatro viernes. Victoria en su aniversario y "O magnum mysterium" indescifrable y cercano, desde el Motete a la Misa que comenzaron los mayores del Kyrie al Credo para compartir y alternar protagonismo con los pequeños: villanescas de Guerrero con misa de Victoria, "Si tus penas no pruebo" y Sanctus, pureza frente a madurez desde un empaste admirable, "O venturoso día" más Agnus Dei, nueva conjunción de inocencia y vida para corroborar "¡Qué buen año!" y dar gracias con Elisa dirigiendo "Ave María" (de Don Alfredo) donde las voces blancas se sumaron y multiplicaron con las escolanas.
Las palabras de Nacho (Ignacio Rico) expresaron nuevamente lo que Don Alfredo ha supuesto para TODOS, cómo marcó y sigue abriendo camino para tantos, socializando, humanizando y hasta cristianizando desde la música a tantas generaciones. El canto del "In Paradisum" (Henryk Jan Botor), que estrenaron en la edición de 2.009, con Gaspar Muñiz dirigiéndonos a los presentes abarrrotando el templo barroco de la Plaza Mayor ovetense, todos hacia ese más allá tan cercano y a la vez etéreo / eterno, nos devuelve los interrogantes sobre la vida y la muerte que trascienden el raciocinio pero donde lo mundano de Guerrero y lo religioso de Victoria hecho "Misa", la infancia y adolescencia con la madurez, se dan la mano, inicio y final en eterno bucle.
Don Alfredo se siente feliz y todos los que compartimos su Amor, así con mayúsculas, también.
Gracias por compartir y mantener vivo este espíritu universal y fraternal, así las fuerzas nunca decaen...
P. D. 1: Os debo una visita para seguir compartiendo este ánimo y devolveros un poco de lo mucho recibido.
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