Cantera musical asegurada (pese a la crisis)
Lunes 25 de noviembre, 19:30 horas. Auditorio del Conservatorio Profesional de Música, Oviedo. Concierto de Santa Cecilia, Entrega de Premios Fin de Grado y Concurso de Música de Cámara. Pianistas acompañantes: Andrés de la Puente, Consuelo Heres y Marta Losa.
En tiempos de recortes donde la Cultura está atravesando momentos difíciles y la Música todavía más, invitaría a los "gestores" a un concierto como el de este último lunes de noviembre para que comprobasen que esta generación joven son un futuro asegurado, una auténtica inversión que esperemos no disfruten otros. El esfuerzo de un alumnado que compatibiliza estos estudios con los de Secundaria o Bachillerato, unido al apoyo y sacrificio de sus familias, es ímprobo y sin dinero para las enseñanzas artísticas públicas será imposible mantener un nivel que tantos años ha costado alcanzar pero poco en destruirse, volviendo a tiempos que mejor no recordar.
Tras la palabras del catedrático de cello Santiago Ruiz de la Peña, nuevo director del Conservatorio Profesional ovetense anunciando los múltiples proyectos para este curso, las próximas elecciones al Consejo Escolar y con palabras de gratitud para esta generación de artistas y sus profesores, se procedió a la entrega de los premios del VII Concurso de Música de Cámara así como los Premios Fin de Grado del pasado, alguno de los cuales REVISAR ENLACE pude escuchar en su momento.
Paso a ir comentando premiados, instrumentos y obras interpretadas con las correspondientes fotografías.
El recién licenciado en Historia y Ciencias de la Música por nuestra Universidad de Oviedo, Llorián García Flórez, completa en este curso recién acabado su curriculum de musicólogo con el Grado Medio de Gaita, del que ha obtenido el Premio Fin de Grado, e interpretando en el concierto el tema popular Lo Suelto, sin tambor ni baile, por lo que pudo jugar con los tiempos dando una lección de virtuosismo del tema en modo mayor y variándolo a menor, cromatismos de difícil ejecución para recordar que nuestro instrumento tradicional ha alcanzado su mayoría de edad y tiene su hueco en las enseñanzas regladas y oficiales, contando con auténticos maestro gaiteros a los que se suma Llorián.
El trombonista Gabriel Alfredo O'Shea Llana tocó el Andante-Vivo de la Sonata de Telemann, acompañado por el piano de Andrés de la Puente, con algunos nervios pero musicalidad a raudales, afrontando el grado superior con una sólida formación en un instrumento de viento metal donde la región valenciana ha llevado la fama pero que en momentos de bonanza ha expandido "escuela" incluso a nuestro Principado.
Conrado del Campo no es un compositor que podamos escuchar a menudo pero su Romanza en la viola de Lucía Mullor Martínez sonó a gloria, dignificando como solista un instrumento a menudo "segundón" en la orquesta pero con un timbre siempre cálido sin perder brillantes. El piano estuvo a cargo de Marta Losa.
Un nombre a recordar en poco tiempo es el de la joven pianista Fátima García Cabanelas que se atrevió con el Estudio op. 33 n 8 en sol menor de Rachmaninov, apuntando más que maneras, con un gusto natural en el fraseo, amplias dinámicas, pedales en su sitio y unos dedos que darán muchas alegrías tanto de solista como en trío (se llevó el 3er. Premio del VII Concurso de música de cámara con Alfonso Peñarrolla y Martín Álvarez).
Del violinista Ignacio Rodríguez Martínez de Aguirre llevo escrito bastante en el blog y sigo su trayectoria casi desde sus inicios. La Introducción y Tarantella, Op. 43 de Sarasate es una obra que tiene muy trabajada e interpreta con una madurez y pose (añadiría también poso) realmente impresionantes, avanzando técnicamente a pasos agigantados con una hondura donde el virtuosismo subraya la inspiración italiana en tiempos románticos que nunca pasan de moda y menos con el talento del compositor navarro. Marta Losa no estuvo a la altura para una partitura que también exige mucho al piano.
Iker Sánchez Trueba elevó el contrabajo al rango más alto con la transcripción de Cassadó del Intermezzo de "Goyescas" (Granados), melodía hispana con un arco amplio, pizzicati potentes pero líricos desde la rotundidad del bajo (en buen entendimiento y complicidad con la pianista Consuelo Heres), instrumentista con mucha carrera por delante y amplia trayectoria pese a su juventud, que vive lo que toca y eso se nota.
Nada mejor para terminar que con el cuarteto ganador del Premio del VII Concurso de Música de Cámara, cuatro excelentes estudiantes e instrumentistas: Marina González Álvarez (vioín I), Lucas Fernández Calvo (violín II), Sara Ballesteros Álvarez (viola) y Rubén Martínez (cello) que deleitaron a los presentes con el Allegro con brio del Cuarteto op. 18 nº 1 (Beethoven), todo un ejemplo del trabajo conjunto tan necesario en la vida cotidiana e imprescindible en una obra que requiere muchos ensayos para sonar como uno sólo, juventud de protagonismos alternados y compartidos, sonoridad y empaste que les hicieron acreedores del galardón dejándonos una interpretación muy buena.
Sigo apostando por la música en la formación integral del individuo, primero como disfrute y después como opción de futuro profesional, y Asturias está dando sus frutos tras muchos años de cosecha. Es un placer asistir a conciertos de unos jóvenes que demuestran profesionalidad a raudales sin decaer nunca, trabajando a diario para un futuro no muy prometedor, quién sabe si abocados también a emigrar. Y luego dicen que es un "mito urbano"... No hay peor crisis que la intelectual de algunos gobernantes.
En tiempos de recortes donde la Cultura está atravesando momentos difíciles y la Música todavía más, invitaría a los "gestores" a un concierto como el de este último lunes de noviembre para que comprobasen que esta generación joven son un futuro asegurado, una auténtica inversión que esperemos no disfruten otros. El esfuerzo de un alumnado que compatibiliza estos estudios con los de Secundaria o Bachillerato, unido al apoyo y sacrificio de sus familias, es ímprobo y sin dinero para las enseñanzas artísticas públicas será imposible mantener un nivel que tantos años ha costado alcanzar pero poco en destruirse, volviendo a tiempos que mejor no recordar.
Tras la palabras del catedrático de cello Santiago Ruiz de la Peña, nuevo director del Conservatorio Profesional ovetense anunciando los múltiples proyectos para este curso, las próximas elecciones al Consejo Escolar y con palabras de gratitud para esta generación de artistas y sus profesores, se procedió a la entrega de los premios del VII Concurso de Música de Cámara así como los Premios Fin de Grado del pasado, alguno de los cuales REVISAR ENLACE pude escuchar en su momento.
Paso a ir comentando premiados, instrumentos y obras interpretadas con las correspondientes fotografías.
El recién licenciado en Historia y Ciencias de la Música por nuestra Universidad de Oviedo, Llorián García Flórez, completa en este curso recién acabado su curriculum de musicólogo con el Grado Medio de Gaita, del que ha obtenido el Premio Fin de Grado, e interpretando en el concierto el tema popular Lo Suelto, sin tambor ni baile, por lo que pudo jugar con los tiempos dando una lección de virtuosismo del tema en modo mayor y variándolo a menor, cromatismos de difícil ejecución para recordar que nuestro instrumento tradicional ha alcanzado su mayoría de edad y tiene su hueco en las enseñanzas regladas y oficiales, contando con auténticos maestro gaiteros a los que se suma Llorián.
El trombonista Gabriel Alfredo O'Shea Llana tocó el Andante-Vivo de la Sonata de Telemann, acompañado por el piano de Andrés de la Puente, con algunos nervios pero musicalidad a raudales, afrontando el grado superior con una sólida formación en un instrumento de viento metal donde la región valenciana ha llevado la fama pero que en momentos de bonanza ha expandido "escuela" incluso a nuestro Principado.
Conrado del Campo no es un compositor que podamos escuchar a menudo pero su Romanza en la viola de Lucía Mullor Martínez sonó a gloria, dignificando como solista un instrumento a menudo "segundón" en la orquesta pero con un timbre siempre cálido sin perder brillantes. El piano estuvo a cargo de Marta Losa.
Un nombre a recordar en poco tiempo es el de la joven pianista Fátima García Cabanelas que se atrevió con el Estudio op. 33 n 8 en sol menor de Rachmaninov, apuntando más que maneras, con un gusto natural en el fraseo, amplias dinámicas, pedales en su sitio y unos dedos que darán muchas alegrías tanto de solista como en trío (se llevó el 3er. Premio del VII Concurso de música de cámara con Alfonso Peñarrolla y Martín Álvarez).
Del violinista Ignacio Rodríguez Martínez de Aguirre llevo escrito bastante en el blog y sigo su trayectoria casi desde sus inicios. La Introducción y Tarantella, Op. 43 de Sarasate es una obra que tiene muy trabajada e interpreta con una madurez y pose (añadiría también poso) realmente impresionantes, avanzando técnicamente a pasos agigantados con una hondura donde el virtuosismo subraya la inspiración italiana en tiempos románticos que nunca pasan de moda y menos con el talento del compositor navarro. Marta Losa no estuvo a la altura para una partitura que también exige mucho al piano.
Iker Sánchez Trueba elevó el contrabajo al rango más alto con la transcripción de Cassadó del Intermezzo de "Goyescas" (Granados), melodía hispana con un arco amplio, pizzicati potentes pero líricos desde la rotundidad del bajo (en buen entendimiento y complicidad con la pianista Consuelo Heres), instrumentista con mucha carrera por delante y amplia trayectoria pese a su juventud, que vive lo que toca y eso se nota.
Nada mejor para terminar que con el cuarteto ganador del Premio del VII Concurso de Música de Cámara, cuatro excelentes estudiantes e instrumentistas: Marina González Álvarez (vioín I), Lucas Fernández Calvo (violín II), Sara Ballesteros Álvarez (viola) y Rubén Martínez (cello) que deleitaron a los presentes con el Allegro con brio del Cuarteto op. 18 nº 1 (Beethoven), todo un ejemplo del trabajo conjunto tan necesario en la vida cotidiana e imprescindible en una obra que requiere muchos ensayos para sonar como uno sólo, juventud de protagonismos alternados y compartidos, sonoridad y empaste que les hicieron acreedores del galardón dejándonos una interpretación muy buena.
Sigo apostando por la música en la formación integral del individuo, primero como disfrute y después como opción de futuro profesional, y Asturias está dando sus frutos tras muchos años de cosecha. Es un placer asistir a conciertos de unos jóvenes que demuestran profesionalidad a raudales sin decaer nunca, trabajando a diario para un futuro no muy prometedor, quién sabe si abocados también a emigrar. Y luego dicen que es un "mito urbano"... No hay peor crisis que la intelectual de algunos gobernantes.
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