Pasiones y afectos de Forma Antiqva
Martes 15 de julio, 20:00 horas. XVII Festival Música Antigua, Gijón: Centro de Cultura Antiguo Instituto. "Crudo Amor". Pasiones y afectos en la voz de Agostino Steffani (1654-1728), Forma Antiqva: María Eugenia Boix (soprano), Carlos Mena (alto), Ruth Verona (chelo), Pablo Zapico (guitarra barroca), Daniel Zapico (tiorba), Aarón Zapico (clave y dirección).
Éxito total en la tercera jornada del festival gijonés tanto por la entrada, nuevamente aforo completo incluso en la planta primera con abundante público de pie, como por el programa donde Forma Antiqva estrenaba su último proyecto, Crudo amor, una excelente selección de cantatas de cámara para soprano, contratenor y bajo continuo del recuperado Steffani, todo un personaje capaz de protagonizar novelas y quién sabe si películas, un encargo del Festival "Ludwigsburger Schlossfestpiele" alemán para la formación asturiana que sigue viajando y triunfando allá donde va. Gijón ha sido como su punto de partida a lo largo de muchos años y el afecto es mutuo, algo que se notó desde la primera nota. Además la formación para este programa era igualmente capaz de llenar el antiguo Instituto Jovellanos, con los hermanos Zapico más Ruth casi "cuarta hermana", y dos voces de referencia: el contratenor alto Carlos Mena de reconocida fama mundial, inmenso en un registro como el suyo donde la musicalidad está presente siempre, y la soprano Mª Eugenia Boix a la que he visto crecer musicalmente en cada concierto cerca o directamente en nuestra tierra, demostrando este martes un momento espléndido, que comentaremos más adelante, con un grave más equilibrado, un centro y agudos hermosos en presencia y una vocalización más clara, sumándose a la plantilla de Forma Antiqva donde las voces femeninas siempre han brillado a gran altura.
Apuntaba la recuperación de Agostino Steffani en estos tiempos gracias a artistas y grabaciones mediáticas donde no ha faltado la novela oportuna para que muchos melómanos descubriesen a este polifacético personaje, aunque me consta que los hermanos Zapico llevaban más tiempo en este proyecto, por lo que no se han apuntado a modas sino que la tendencia les ha venido bien para programar la hermosísima música de Steffani, comentando a la salida que va a suceder algo parecido a Salieri tras la película "Amadeus". Bienvenidas sean estas hornadas de fama para poder disfrutar de partituras que dormían el sueño eterno hasta que alguien las resucita. En el caso de Forma Antiqva no solo han seleccionado a la perfección para la plantilla del momento sino que han realizado edición propia para tres de las seis cantatas escuchadas: todo un placer comprobar el detalle de cada interpretación, solos oportunos de cada instrumento, dúos elegidos según la pasión textual y vocal, tutti en la medida exacta, planos sonoros bien diferenciados, doblando partes cantadas, completándolas, coprotagonizando solos y duetos, alternancias de soprano y alto con los instrumentos propicios siempre desde la labor musicológica de los Zapico que continúan asombrando con un magisterio en este periodo musical adaptado siempre a las necesidades.
Entrando ya en las seis cantatas elegidas, textos italianos del sempiterno tema amoroso con sus pasiones y afectos (también en el sentido musical de la teoría) reflejados en cada palabra, en cada párrafo donde el inicial titula cada una de ellas y donde la música complementa una letra de por sí plena: Begl'i occhim oh Dio, no più abría concierto, cuatro números perfectamente combinados vocal e instrumentalmente, comenzando a dúo para alternar solo de alto (Clori mia), de soprano (Se la tua gelosia) y cerrar nuevamente a duo. Primera alegría comprobar el perfecto empaste vocal de dos colores conocidos en solitario que combinaron perfectos en sus dos dúos, tras demostrar sus capacidades solísticas en unas arias siempre difíciles.
Dimmi, dimmi, Cupido en edición de Forma Antiqva, volvía a jugar con los mimbres elegidos en nueva combinación y mayor riqueza emocional: solo de Mena, dúo (Son'erede dei tormenti) pleno en calor y color, solo de Boix (Ah, che quei piendi oh Dio) carnoso en todo el registro, y dúo (Non bastava al Dio d'Amore) final corroborando las sensaciones de la primera cantata: juego emocional desde la dicción, emisión y color con la orfebrería instrumental ahora complemento y después compañera, todo desde esta versión propia que enriquece un de por sí bello original.
Podría repetir lo mismo para Occhi, perché piangete? en cuanto a edición hecha a medida, pero la sorpresa y la teatralidad van de la mano en estos "proyectos Zapico", por lo que el inicio solo con la guitarra de Pablo suponía apostar por colores y afectos, también efectos, siguiendo el clave de Aarón antes del lento que comienza cantando Mª Eugenia y continúa Carlos antes del tutti, matemática musical combinatoria ceñida a las expresiones italianas donde cada intervención instrumental parece subrayar palabras y responder preguntas, como la tiorba de Daniel y el cello de Ruth ante las palabras de soprano y alto. Las indicaciones de los tres movimientos (Lento: Occhi, perché piangete?, Allegro: Stolto e ben chi vi crede, y Lento: Dal nostro planto amaro) solo indicativas puesto que cada uno de ellos fluctúa en su microcosmos para buscar la terminación rápida mucho más adecuada anímicamente.
La cuarta cantata que da título al concierto, Crudo Amor, consta de seis movimientos difíciles todos ellos, jugando con todos los elementos barrocos del contraste y pasión textual corroborada en cada instrumento. Así comenzaban las voces a duo con emparejamientos instrumentales igualmente complejos, continuando el recitativo del alto Come nel mar d'Amore como si de una ópera en miniatura se tratase seguido del endiablado arioso bien ejecutado por Carlos Mena Egualmente mi nega opuesto al tranquilo recitativo La stella ch'a me splende y aria Oh, toglimi la speme de Mª Eugenia Boix con el acompañamiento de clave, hermosos y con unas agilidades para degustar antes del dueto final a tutti caminar antes de correr como las propias líneas de canto rotas tras la calma, especialmente al cantar "Speme lusingare" con la guitarra rasgueando cual folia inconclusa y sorpresiva. Tensiones bien resueltas por parte de todos, haciendo que lo difícil parezca fácil en cada intervención y sobre todo con la sensación de grupo compacto, de idea compartida donde todos reman en la misma dirección.
Aún quedaba mucho todavía en este drama musical que eran las cantatas, y así Sol negl'i occhi arrancaba con un solo de cello a cargo de Ruth "Zapico" casi bachiano, fraseado como la posterior tiorba de Daniel llevando casi de la mano a soprano y después alto, juegos amorosos desde la música como el solo Filli, filli crudele de soprano con cello y clave de pureza barroca previo al contrastante de alto Ma, se nel tuo bel viso con tiorba y guitarra sumándose el cello en una catarata de agilidades dificilísimas para todos, especialmente para unas voces siempre completando tesitura en ambos extremos para concluir en el dueto final Chi vedesse la beltá con todos en "tempo giusto" y volúmenes apropiados desde un ensamble y empastes globales dignos de admiración. Sabiduría interpretativa y técnica por parte de todos y cada uno de estos músicos que se volcaban en cada cantata sin tiempo para el desaliento.
La última Placidissime catene, también en edición de Forma Antiqva, remataría un programa estructurado al detalle para cada uno de los seis músicos de la formación, alternancias vocales e instrumentales jugando y buscando el color adecuado, el plano perfecto incluso en los tutti, respirando en la parte del compás precisa, fraseos estudiados al detalle que redondearon un programa perfecto en cada cantata, muy aplaudidas por un público tan pasional y afectuoso como el título elegido.
Y la propina permitió disfrutar con todos ellos desde la calidad y belleza de toda la música escuchada, aunque esta vez Monteverdi, primero el cuarteto y después ambas voces entrando entre bastidores para cantar el dúo de amor final de L'incoronazione di Poppea, última degustación de Poppea y Nerón, Pur ti miro, pur ti godo... Boix y Mena en perfecta unión con el acompañamiento nuevamente a la altura del reparto vocal y coprotagonistas siempre con este barroco en el que Forma Antiqva siguen sorprendiendo y los alemanes sacarán provecho de ello...
Éxito total en la tercera jornada del festival gijonés tanto por la entrada, nuevamente aforo completo incluso en la planta primera con abundante público de pie, como por el programa donde Forma Antiqva estrenaba su último proyecto, Crudo amor, una excelente selección de cantatas de cámara para soprano, contratenor y bajo continuo del recuperado Steffani, todo un personaje capaz de protagonizar novelas y quién sabe si películas, un encargo del Festival "Ludwigsburger Schlossfestpiele" alemán para la formación asturiana que sigue viajando y triunfando allá donde va. Gijón ha sido como su punto de partida a lo largo de muchos años y el afecto es mutuo, algo que se notó desde la primera nota. Además la formación para este programa era igualmente capaz de llenar el antiguo Instituto Jovellanos, con los hermanos Zapico más Ruth casi "cuarta hermana", y dos voces de referencia: el contratenor alto Carlos Mena de reconocida fama mundial, inmenso en un registro como el suyo donde la musicalidad está presente siempre, y la soprano Mª Eugenia Boix a la que he visto crecer musicalmente en cada concierto cerca o directamente en nuestra tierra, demostrando este martes un momento espléndido, que comentaremos más adelante, con un grave más equilibrado, un centro y agudos hermosos en presencia y una vocalización más clara, sumándose a la plantilla de Forma Antiqva donde las voces femeninas siempre han brillado a gran altura.
Apuntaba la recuperación de Agostino Steffani en estos tiempos gracias a artistas y grabaciones mediáticas donde no ha faltado la novela oportuna para que muchos melómanos descubriesen a este polifacético personaje, aunque me consta que los hermanos Zapico llevaban más tiempo en este proyecto, por lo que no se han apuntado a modas sino que la tendencia les ha venido bien para programar la hermosísima música de Steffani, comentando a la salida que va a suceder algo parecido a Salieri tras la película "Amadeus". Bienvenidas sean estas hornadas de fama para poder disfrutar de partituras que dormían el sueño eterno hasta que alguien las resucita. En el caso de Forma Antiqva no solo han seleccionado a la perfección para la plantilla del momento sino que han realizado edición propia para tres de las seis cantatas escuchadas: todo un placer comprobar el detalle de cada interpretación, solos oportunos de cada instrumento, dúos elegidos según la pasión textual y vocal, tutti en la medida exacta, planos sonoros bien diferenciados, doblando partes cantadas, completándolas, coprotagonizando solos y duetos, alternancias de soprano y alto con los instrumentos propicios siempre desde la labor musicológica de los Zapico que continúan asombrando con un magisterio en este periodo musical adaptado siempre a las necesidades.
Entrando ya en las seis cantatas elegidas, textos italianos del sempiterno tema amoroso con sus pasiones y afectos (también en el sentido musical de la teoría) reflejados en cada palabra, en cada párrafo donde el inicial titula cada una de ellas y donde la música complementa una letra de por sí plena: Begl'i occhim oh Dio, no più abría concierto, cuatro números perfectamente combinados vocal e instrumentalmente, comenzando a dúo para alternar solo de alto (Clori mia), de soprano (Se la tua gelosia) y cerrar nuevamente a duo. Primera alegría comprobar el perfecto empaste vocal de dos colores conocidos en solitario que combinaron perfectos en sus dos dúos, tras demostrar sus capacidades solísticas en unas arias siempre difíciles.
Dimmi, dimmi, Cupido en edición de Forma Antiqva, volvía a jugar con los mimbres elegidos en nueva combinación y mayor riqueza emocional: solo de Mena, dúo (Son'erede dei tormenti) pleno en calor y color, solo de Boix (Ah, che quei piendi oh Dio) carnoso en todo el registro, y dúo (Non bastava al Dio d'Amore) final corroborando las sensaciones de la primera cantata: juego emocional desde la dicción, emisión y color con la orfebrería instrumental ahora complemento y después compañera, todo desde esta versión propia que enriquece un de por sí bello original.
Podría repetir lo mismo para Occhi, perché piangete? en cuanto a edición hecha a medida, pero la sorpresa y la teatralidad van de la mano en estos "proyectos Zapico", por lo que el inicio solo con la guitarra de Pablo suponía apostar por colores y afectos, también efectos, siguiendo el clave de Aarón antes del lento que comienza cantando Mª Eugenia y continúa Carlos antes del tutti, matemática musical combinatoria ceñida a las expresiones italianas donde cada intervención instrumental parece subrayar palabras y responder preguntas, como la tiorba de Daniel y el cello de Ruth ante las palabras de soprano y alto. Las indicaciones de los tres movimientos (Lento: Occhi, perché piangete?, Allegro: Stolto e ben chi vi crede, y Lento: Dal nostro planto amaro) solo indicativas puesto que cada uno de ellos fluctúa en su microcosmos para buscar la terminación rápida mucho más adecuada anímicamente.
La cuarta cantata que da título al concierto, Crudo Amor, consta de seis movimientos difíciles todos ellos, jugando con todos los elementos barrocos del contraste y pasión textual corroborada en cada instrumento. Así comenzaban las voces a duo con emparejamientos instrumentales igualmente complejos, continuando el recitativo del alto Come nel mar d'Amore como si de una ópera en miniatura se tratase seguido del endiablado arioso bien ejecutado por Carlos Mena Egualmente mi nega opuesto al tranquilo recitativo La stella ch'a me splende y aria Oh, toglimi la speme de Mª Eugenia Boix con el acompañamiento de clave, hermosos y con unas agilidades para degustar antes del dueto final a tutti caminar antes de correr como las propias líneas de canto rotas tras la calma, especialmente al cantar "Speme lusingare" con la guitarra rasgueando cual folia inconclusa y sorpresiva. Tensiones bien resueltas por parte de todos, haciendo que lo difícil parezca fácil en cada intervención y sobre todo con la sensación de grupo compacto, de idea compartida donde todos reman en la misma dirección.
Aún quedaba mucho todavía en este drama musical que eran las cantatas, y así Sol negl'i occhi arrancaba con un solo de cello a cargo de Ruth "Zapico" casi bachiano, fraseado como la posterior tiorba de Daniel llevando casi de la mano a soprano y después alto, juegos amorosos desde la música como el solo Filli, filli crudele de soprano con cello y clave de pureza barroca previo al contrastante de alto Ma, se nel tuo bel viso con tiorba y guitarra sumándose el cello en una catarata de agilidades dificilísimas para todos, especialmente para unas voces siempre completando tesitura en ambos extremos para concluir en el dueto final Chi vedesse la beltá con todos en "tempo giusto" y volúmenes apropiados desde un ensamble y empastes globales dignos de admiración. Sabiduría interpretativa y técnica por parte de todos y cada uno de estos músicos que se volcaban en cada cantata sin tiempo para el desaliento.
La última Placidissime catene, también en edición de Forma Antiqva, remataría un programa estructurado al detalle para cada uno de los seis músicos de la formación, alternancias vocales e instrumentales jugando y buscando el color adecuado, el plano perfecto incluso en los tutti, respirando en la parte del compás precisa, fraseos estudiados al detalle que redondearon un programa perfecto en cada cantata, muy aplaudidas por un público tan pasional y afectuoso como el título elegido.
Y la propina permitió disfrutar con todos ellos desde la calidad y belleza de toda la música escuchada, aunque esta vez Monteverdi, primero el cuarteto y después ambas voces entrando entre bastidores para cantar el dúo de amor final de L'incoronazione di Poppea, última degustación de Poppea y Nerón, Pur ti miro, pur ti godo... Boix y Mena en perfecta unión con el acompañamiento nuevamente a la altura del reparto vocal y coprotagonistas siempre con este barroco en el que Forma Antiqva siguen sorprendiendo y los alemanes sacarán provecho de ello...
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