El Falstaff "de Muti"
Viernes 31 de julio, 20:00 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: Falstaff (de Giuseppe Verdi), comedia lírica en tres actos con libreto de Arrigo Boito, basado en Las alegres comadres de Windsor y el drama Enrique IV de W. Shakespeare. Entrada delantera principal: 77,50 €.
Primera de las dos representaciones de la última ópera verdiana con Riccardo Muti (74 años cumplidos en la capital asturiana) encabezando toda la producción, únicas en España tras el debut en Rávena, que trajeron a Oviedo multitud de aficionados llegados de todas partes y donde no faltaron críticos nacionales, gestores internacionales, cantantes de ópera en activo, directores de orquesta y melómanos universales para un espectáculo donde el protagonista fue el director italiano y la propia partitura defendida como si Muti tuviese hilo directo con Verdi.
Al frente de su Orchestra Giovanile Luigi Cherubini y con puesta es escena de su esposa Cristina Mazzaavillani, a base de proyecciones (genial el guiño a la casa de Verdi en Busseto como hostería "La Jarretera" del último acto) y Ezio Antonelli, más las luces de que dieron mucho juego así como el vestuario de Alessandro Lai realmente elegante y en su época, tratado todo el conjunto desde el respeto y conocimiento de las voces sobre las tablas, el maestro Muti trajo un elenco joven que aún tiene mucho recorrido y donde pudimos apreciar esos detalles del napolitano que marcan la diferencia, aunque lo que nos impresionó especialmente fue la forma de llevar toda la representación, fiel a sus principios de fidelidad al texto, mimando la línea de canto, sacando del foso todas las sonoridades en el plano exacto, los tiempos vivos, los silencios realmente dramáticos y la puesta en práctica de lo que nos contó por la mañana en una lección global del Falstaff de Verdi.
Encontrar ocho (ya no digo las diez) voces equilibradas para este testamento operístico no es tarea fácil nunca, y todos lo intentaron con la tensión añadida de estar dirigidos por Muti y colmar aspiraciones y expectativas, muy empastados y equilibrados en conjunto que no tuvieron la contrapartida individual o en los dúos y tríos. Fueron mejorando en cada acto y hubo problemas puntuales de afinación o equilibrio de planos, sobre todo en alguno de los concertantes, y aunque dejo la ficha al final, quiero destacar:
El Falstaff de Kiril Manolov está bien trabajado debiendo llevando todo el peso protagonista, con presencia escénica y vocal incluso en los "falsetes", color homogéneo, gusto y musicalidad con altibajos pero convincente. Personalmente el más "completo" del reparto resultó Federico Longhi como Ford, notándosele seguro en cada aparición. Bien el Pistola de Graziano Dallavalle y algo "corto" el Fenton del tenor Matthias Stier poseedor de un timbre bello para este rol, creciendo a lo largo de la obra. Cumplió Matteo Falcier como Bardolfo.
De las féminas la "triunfadora" fue la mezzo Isabel de Paoli como Mrs. Quickly aunque de color desigual, grave realmente potente y totalmente distinto al potente agudo pero convincente en su papel; la Alice de Eleonora Buratto arrancó bien, tuvo una "recaída" en el segundo acto y acabó siendo creíble en la conclusión, algo parecido a la Meg de Anna Malavasi pero con menos protagonismo individual, lo contrario a la Nannetta de Damiana Mizzi que no colmó mi esperanza puesta en ese rol, auténtica "pera en dulce" para degustar, destemplada aunque con pianos prometedores por emisión y fiato pero desafinados, salvando el dúo con Fenton, y esperando días mejores porque cualidades tiene.
El Coro del Teatro Municipal de Piacenza que dirige el maestro Corrado Casati cumplió con creces en el último acto, con número suficiente para las exigencias de volúmenes que el maestro Muti pide desde el podio.
Finalmente una orquesta joven y preparada, muy trabajada por el napolitano, empastada, equilibrada, con solistas seguros de sonido limpio, plegada siempre a la dirección impecable de Muti y fiel reflejo de cómo debe sonar el foso sin excesos dinámicos salvo los escritos en una amplísima gama que permite disfrutar las voces, siendo ellas las responsables finales con todo lo que conlleva.
El público, casi lleno el teatro, disfrutó con el espectáculo, "todo el mundo es burla" bien entendida, vital, dinámica, pasiones y críticas desde la genialidad italiana inspirada en un Shakespeare que Verdi entendió como nadie y Muti traduce a la quintaesencia. Seguro que la función sabatina mejorará la primera, porque la exigencia está en el trabajo diario y todos los intérpretes lo saben.
Primera de las dos representaciones de la última ópera verdiana con Riccardo Muti (74 años cumplidos en la capital asturiana) encabezando toda la producción, únicas en España tras el debut en Rávena, que trajeron a Oviedo multitud de aficionados llegados de todas partes y donde no faltaron críticos nacionales, gestores internacionales, cantantes de ópera en activo, directores de orquesta y melómanos universales para un espectáculo donde el protagonista fue el director italiano y la propia partitura defendida como si Muti tuviese hilo directo con Verdi.
Al frente de su Orchestra Giovanile Luigi Cherubini y con puesta es escena de su esposa Cristina Mazzaavillani, a base de proyecciones (genial el guiño a la casa de Verdi en Busseto como hostería "La Jarretera" del último acto) y Ezio Antonelli, más las luces de que dieron mucho juego así como el vestuario de Alessandro Lai realmente elegante y en su época, tratado todo el conjunto desde el respeto y conocimiento de las voces sobre las tablas, el maestro Muti trajo un elenco joven que aún tiene mucho recorrido y donde pudimos apreciar esos detalles del napolitano que marcan la diferencia, aunque lo que nos impresionó especialmente fue la forma de llevar toda la representación, fiel a sus principios de fidelidad al texto, mimando la línea de canto, sacando del foso todas las sonoridades en el plano exacto, los tiempos vivos, los silencios realmente dramáticos y la puesta en práctica de lo que nos contó por la mañana en una lección global del Falstaff de Verdi.
Encontrar ocho (ya no digo las diez) voces equilibradas para este testamento operístico no es tarea fácil nunca, y todos lo intentaron con la tensión añadida de estar dirigidos por Muti y colmar aspiraciones y expectativas, muy empastados y equilibrados en conjunto que no tuvieron la contrapartida individual o en los dúos y tríos. Fueron mejorando en cada acto y hubo problemas puntuales de afinación o equilibrio de planos, sobre todo en alguno de los concertantes, y aunque dejo la ficha al final, quiero destacar:
El Falstaff de Kiril Manolov está bien trabajado debiendo llevando todo el peso protagonista, con presencia escénica y vocal incluso en los "falsetes", color homogéneo, gusto y musicalidad con altibajos pero convincente. Personalmente el más "completo" del reparto resultó Federico Longhi como Ford, notándosele seguro en cada aparición. Bien el Pistola de Graziano Dallavalle y algo "corto" el Fenton del tenor Matthias Stier poseedor de un timbre bello para este rol, creciendo a lo largo de la obra. Cumplió Matteo Falcier como Bardolfo.
De las féminas la "triunfadora" fue la mezzo Isabel de Paoli como Mrs. Quickly aunque de color desigual, grave realmente potente y totalmente distinto al potente agudo pero convincente en su papel; la Alice de Eleonora Buratto arrancó bien, tuvo una "recaída" en el segundo acto y acabó siendo creíble en la conclusión, algo parecido a la Meg de Anna Malavasi pero con menos protagonismo individual, lo contrario a la Nannetta de Damiana Mizzi que no colmó mi esperanza puesta en ese rol, auténtica "pera en dulce" para degustar, destemplada aunque con pianos prometedores por emisión y fiato pero desafinados, salvando el dúo con Fenton, y esperando días mejores porque cualidades tiene.
El Coro del Teatro Municipal de Piacenza que dirige el maestro Corrado Casati cumplió con creces en el último acto, con número suficiente para las exigencias de volúmenes que el maestro Muti pide desde el podio.
Finalmente una orquesta joven y preparada, muy trabajada por el napolitano, empastada, equilibrada, con solistas seguros de sonido limpio, plegada siempre a la dirección impecable de Muti y fiel reflejo de cómo debe sonar el foso sin excesos dinámicos salvo los escritos en una amplísima gama que permite disfrutar las voces, siendo ellas las responsables finales con todo lo que conlleva.
El público, casi lleno el teatro, disfrutó con el espectáculo, "todo el mundo es burla" bien entendida, vital, dinámica, pasiones y críticas desde la genialidad italiana inspirada en un Shakespeare que Verdi entendió como nadie y Muti traduce a la quintaesencia. Seguro que la función sabatina mejorará la primera, porque la exigencia está en el trabajo diario y todos los intérpretes lo saben.
Ficha técnica:
Sir John Falstaff: Kiril Manolov - Ford: Federico Longhi - Fenton: Matthias Stier - Dr. Cajus: Giorgio Trucco - Bardolfo: Matteo Falcier - Pistola: Graziano Dallavalle - Mrs. Alice Ford: Eleonora Buratto - Nannetta: Damiana Mizzi - Mrs. Quickly: Isabel De Paoli - Mrs. Meg Page: Anna Malavasi - L’oste della Giarrettiera: Ivan Merlo - Robin paggio di Falstaff: Michael D’Adamio.
Bailarines del Teatro Alighieri.
Dirección musical: Riccardo Muti.
Dirección escénica
y diseño de escenografía: Cristina Mazzavillani Muti.
Diseño de luces: Vincent Longuemare - Escenografía: Ezio Antonelli - Vestuario: Alessandro Lai - Diseño visual: Davide Broccoli.
Orchestra Giovanile Luigi Cherubini - Coro del Teatro Municipal de Piacenza (Maestro del coro: Corrado Casati)
Producción del Festival de Ravena para la EXPO 2015,
en colaboración con la Regione Emilia-Romagna.
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