Se detuvo abril

Domingo 30 de abril, 19:00 horas. Oviedo, Conciertos del Auditorio: Piotr Beczala (tenor), Coro de la Ópera de Oviedo (directora: Elena Mitrevska), Oviedo Filarmonía, Marzio Conti (director). Obras de: Verdi, Massenet, Rossini, Donizetti, Bizet, Gounod y Puccini.
No se puede pedir más para terminar una semana grande de abril en Oviedo, "La Viena del Norte" que el debut en Asturias del mejor tenor del momento, el polaco Piotr Beczala que vino con lo mejor del repertorio operístico francés e italiano acompañado por la habitual orquesta del foso del Teatro Campoamor (qué bien hubiera estado tenerlo para celebrar los 125 años) con Conti en su progresiva despedida musical, y el Coro de la Ópera de Oviedo, un broche de oro para una programación digna de las grandes capitales culturales, y la asturiana es una de ellas aunque los gestores miopes sigan pensando que la cultura es otra cosa.
Verdadero festival operístico de arias y coros de ópera sin escatimar esfuerzos por parte de nadie desde la obertura de I vespri sicialini (Verdi) bien llevada por la OFil y Conti en planos y tiempos antes de la primera aria de Beczala, "Di'tu se fedele il flutto m'aspetta" de Un ballo in maschera, verdadera piedra de toque para casi todos los grandes tenores líricos de la historia, muchos de ellos pasando por el centenario coliseo carbayón, y el polaco pasando a engrosar la larga lista, en estado vocal y físico perfecto para cantar Riccardo, timbre hermosísimo, color homogéneo en todos los registros con un cuerpo de auténtico tenor, bien acompañado por una orquesta esta vez detrás, lo que no siempre tuvo en cuenta el director florentino que apenas se "apiadó" por mantener los matices escritos aunque siempre atento al polaco que sí lo cantó todo, graves poderosos, medios fuertes y agudos seguros con el exigente salto descendente de octava y media que casi nunca escuchamos, pese a estar en la partitura, bien acompañado por el coro ovetense en estado de gracia.
Comentábamos unos cuantos que peinamos canas al descanso que Alfredo Kraus será para muchos de nosotros el verdadero y genuino Werther de Massenet, casi el único, poniendo el listón tan alto que su referencia estará siempre presente "por los siglos de los siglos", sobre todo en Oviedo donde aún se le recuerda como si fuera ayer. "Pourquoi me réveiller" en la voz de Piotr Beczala alcanzó casi la esencia del canario, poderosamente lírico, línea de canto ideal, emisión perfecta y sobre todo emoción, levantando los primeros bravos de un público que no llenó el Auditorio, tal vez por el llamado "puente de Mayo" aunque no faltaron muchos habituales de la temporada ovetense, que seguramente estuvieron en el Liceu escuchando al polaco en este rol.
Las voces graves del coro de la ópera cantaron el conocido coro de aldeanos "Quel jour serein le ciel présage!" de Guillermo Tell (Rossini) porque en una gala lírica no podía faltar "el Cisne de Pesaro" aunando Italia y Francia, feliz interpretación y notándose ya la mano de Mitrevska en color, empaste y amplia gama de matices en todas las cuerdas.
Una de mis óperas preferidas, y puede que más escuchadas en vivo, es Lucia de Lammermoor (Donizetti) con representaciones históricas y varios Edgardo para el recuerdo (por supuesto Kraus a la cabeza) por lo que poder escuchar "Tombe degli avi miei" cantado por Beczala me emocionó particularmente, más al comprobar que pese a los aplausos y con los hombres del coro en pie todavía quedaba el suicidio, esa bella alma enamorada ("Tu che a Dio spiegasti l'ali, O bell'alma innamorata...") donde solo faltó Raimondo preguntando con voz de bajo profundo "Che facesti?" al desdichado, porque nuevamente quedó demostrado el escalafón tenoril con un Piotr poderoso e íntimo, cantando lo escrito desde la recreación del personaje a pesar de lo destemplada de una orquesta cuyos metales nunca fueron matizados desde el podio. Un placer este final de "mi Lucia" en la voz del tenor polaco.
Si la primera parte nos dejó boquiabiertos, quedaba la segunda nuevamente con lo mejor del repertorio francés e italiano. El Preludio del acto III de Carmen (Bizet) bien llevado por Conti que olvidó hacer saludar al arpa acompañante del solo de flauta a cargo de Mercedes Schmidt, dio paso a la conocidísima aria de la flor, "La fleur que tu m´avais jetée" que no puede cantarse mejor ni con más gusto, incluyendo el agudo pianísimo tan difícil y nuevamente con la orquesta algo "pasada de matices" que no taparon la emisión perfecta del polaco, con una cuerda aterciopelada en esta verdadera recreación de un Don José de referencia en este siglo.
Aún cercano el Fausto (Gounod) del Campoamor, volvimos a disfrutar con el coro de soldados ("Gloire immortelle de nos ayeux") a cargo de las voces graves potentes, afinadas, de dicción perfecta y con la OFil sobre el escenario antes del aria "Salut Demeure chaste et pure" con un Beczala bordando el personaje en toda su expresión, poco ayudado por la orquesta, con unos agudos brillantes algo tapados, el registro medio redondeado y sobre todo una musicalidad que devuelve su Fausto al nivel de nuestro Kraus, algo de agradecer en tiempos de penurias tenoriles salvo contadas excepciones (cancelaciones aparte).
Teniendo un coro en escena no podía faltar "Va pensiero, sull'ale dorate" de Nabucco (Verdi) que las voces de nuestra temporada operística cantaron de memoria sentido y bien acompañadas de una OFil con Conti bien matizado como era de esperar en un canto que casi se convierte en el himno de los oprimidos a lo largo de una historia que seguimos escribiendo y coro popular nunca populista.
El fuego lo pondría Il Trovatore (Verdi) con la comprometida aria "Di quella pira" donde Manrico Beczala no pareció estar a gusto, con menos "fiato" del esperado aunque abordando todas las notas de la partitura y con poca mano izquierda de Conti que estuvo más pendiente de las entradas y el "tempo" que de los matices, a punto de quemarse en esta pira verdiana pese a un coro de hombres perfecto cantando "All'armi" como el tenor...
Pocas veces se puede escuchar en un recital "Nessun dorma" de Turandot (Puccini) completo, un lujo y verdadero placer en las voces de Piotr Beczala y el Coro de la Ópera de Oviedo ideal, perfecto cierre de un concierto para el recuerdo donde las propinas estuvieron a la altura del Calaf polaco.
Si en la primera parte se nos suicidaba Edgardo, Mario Cavaradossi antes de ser fusilado canta "adiós a la vida" en Tosca (Puccini), la conocida aria "E lucevan l'estelle" que el polaco cantó a gusto y con gusto, la OFil contenida para disfrutar del poderío y buen cantar de un tenor triunfador en Oviedo.
No estamos acostumbrados a la opereta aunque la conocemos y suele programarse en recitales. Beczala también tiene en los suyosLehár que no podía faltar (¡ay, me muero si llega a estar con la Netrebko!) y más teniendo al coro de hombres de la ópera de Oviedo, "Freunde, das Leben ist lebenswert" de Giuditta, más el extraordinario violín solista de Andrei Mijlin, matices impresionantes, juego con el "rubato" bien entendido por Conti, musicalidad a raudales y otro regalazo antes del "Core N'grato - Catari" (Salvatore Cardillo), nuevo recuerdo, legado o tributo a Kraus y la lírica de la canción popular napolitana (faltó la mandolina) bien interpretada por todos para una lección de buen gusto a cargo del mejor tenor actual sin lugar a dudas por lo escuchado en Oviedo deteniendo abril...

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