Segunda incursión veraniega

Escapada a visitar en Andalucía la familia de mi señora Asun tras el primer periplo veraniego por México.
Primero parada en El Escorial, porque ahí estaba (cosas de Facebook®) mi querido Osvaldo Burgos, máxima autoridad sobre lo que supone Dudamel y "El Sistema" fuera de los círculos oficiales (su tesina en Málaga "El Eco de la orquesta: Análisis de los valores humanos reflejados en las crónicas sobre las presentaciones de la OSJVSB" que me está dedicando en la foto de abajo, como periodista versa precisamente sobre los valores humanos de la música más que una trabajo musicológico, y es digna de leerse -estoy con ella-, evidentemente un trabajo de postgrado que le ocupa tan lejos de su tierra) y al que no quería dejar marcharse a su Venezuela antes de poder conocerle en persona.
Poder contactar "de verdad", abrazarle, departir unas cuentas horas sobre su estancia en Málaga y El Escorial preparando esa tesina sobre el tema, dan para escribir más de una entrada (de hecho lo hice directamente y "en caliente" nada más llegar al Hotel). Sólo me queda volver a creer en la música (de hecho debe ser en lo poco que creo), en Internet, y sobre todo, EN LOS SERES HUMANOS.
En Calahonda me tocó hacer parada y fonda camino de Aguadulce, donde me leí La décima sinfonía de Beethoven de Joseph Gelinek, nombre del pianista vienés humillado por Beethoven en un duelo musical y pseudónimo del musicólogo, pianista y compositor español que firma esta su primera novela (ya ha escrito la segunda, "El violín del diablo") desde el anonimato.
Y llego a tiempo para poder concluir la última noche malagueña como no podía ser de otra forma: escuchando la Novena Sinfonía de Mahler en "casi directo" por Haitink y la LSO en los PROMS de hoy. Aquí estoy tecleando y escuchándola.
Buena parada en compañía de los seres queridos... Y después en Aguadulce (Almería).

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