Mahler siempre
Sábado 1 de
septiembre, 20:00 horas.
Auditorio del Kursaal, 73 Quincena Musical de San Sebastián. Orquesta Sinfónica de Bamberg,
director: Jonathan Nott. Gustav Mahler: Sinfonía no. 6 en La m. "Trágica". Entrada: 55€ (+ 0,85€ de gestión).
Un verano
feliz pero con cierto aire premonitorio de tragedia que no parece reflejar la
realidad del momento... y aunque pueda ser autobiográfico es realmente lo que
Mahler afronta en esta sinfonía bautizada como "trágica" que mi admirado Pérez de Arteaga considera una
de las cimas creativas y para mí una cumbre con distintos accesos todos difíciles.
La Sinfónica de Bamberg ya la escuché varias veces (en vivo, registros y radios aún más) siendo Nott siempre un seguro de calidad con su orquesta, con Mahler piedra de toque que está grabando al completo. La interpretación donostiarra optó por el Scherzo en segundo lugar y la eliminación del tercer golpe de martillo, es decir que la versión fue la primigenia del propio Mahler, que luego cambiaría. De estos "detalles" ya han escrito plumas doctas
y no insistiré
aunque siempre me resulta una versión más habitual (invito a que lo intenten con un CD en este
orden si tienen la otra versión). La orquesta alemana suena perfecta tanto en conjunto
como sección a
sección, y
cuenta con unos solistas seguros en cada intervención, con un Nott que saca de ella toda una paleta pletórica de timbres desde un
minucioso trabajo sonoro que comienza con una colocación vienesa con las ocho trompas
a su derecha tras una fila que arranca en trompetas hasta la tuba, logrando una
equilibrada estructura donde sumamos unos metales aterciopelados, nunca
estridentes ni en los tutti, dinámicas amplias perfectamente
acopladas a una partitura que como apuntaba al salir, tiene mucho que tocar (por todos y cada uno), mucho que dirigir (el británico con Mahler da gusto verle) y mucho que escuchar, resultando un auténtico placer reconocer las
distintas melodías
que conforman el todo mahleriano en sus cuatro movimientos, lo único clásico en una obra no romántica sino atemporal, aún más viviéndola desde la fila 7 y con un
público que es la envidia del
que suscribe: ni un ruido, ni una tos, silencio sepulcral casi místico que siempre ayuda a esta
comunión
entre música,
intérpretes
y receptores.
Si la dirección
resultó
pulcra, dominadora de todo, por momentos impactante (hasta se le cayó la batuta y las dos manos seguían "dibujando la música"), la respuesta orquestal fue consecuente, destacando
el concertino, así como
los solistas en general, especialmente el trompa y la oboe, sin olvidarme una
percusión
cuadrada y artista hasta en detalles que enriquecen globalmente esta Sexta mahleriana, caso de cencerros, campanas, escobillas y el esperado mazo, dobles
timbales, cuatro platillazos exactos y en su sitio pudiendo seguir así con todas
sus intervenciones. La formación tiene tal calidad y sonoridad que la distinguiré entre las mejores en la actualidad, lo que corrobora sus continuas actuaciones fuera de su sede, algunas incluso costeándose los gastos caso de esta donostiarra, como pude leer en algún sitio que no recuerdo.
Del amplio catálogo dinámico de cada movimiento
siempre ajustado, románticamente alemanes en el mejor sentido de precisión y respuesta al director,
desde el Allegro energico, ma non troppo
literal, melodía de
Alma y con alma, ese Scherzo: Wuchtig que no
repite motivos "pero sugiere malicia, picardía" (como dice mi querido Fernando Toledo), y sobre todo poderío orquestal, el Andante moderato considerado por tantos
malherianos una de las páginas más bellas (yo no puedo quedarme sólo con esta) para llegar al Finale que resulta una montaña rusa de emociones sin fin,
demoledor y trágico
destino que evita el tercer golpe que le abatiría como a un árbol según el propio Mahler, para atisbar la fortaleza de un
roble al que ni los incendios veraniegos pueden matar aunque dejen un paisaje desolador.
Septiembre marca un punto de inflexión en nuestras vidas, al menos en España, y como tantas veces, Mahler sigue más presente que nunca, otra vez
desde San Sebastián.
Sólo pido poder seguir peregrinando hasta Zurriola cada Quincena.
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