Lo mejor de Peter Grimes... en Asturias
Domingo 29 de enero, 18:00 horas. Teatro Campoamor, Oviedo. LXIV Temporada de Ópera, Benjamin Britten: "Peter Grimes". Stuart Skelton (Peter Grimes), Judith Howarth (Ellen Orford), Peter Sidhom (Capitán Balstrode), Rebecca de Pont Davies (Auntie), Gillian Ramm (sobrina primera), Tineke Van Ingelgem (sobrina segunda), Michael Colvin (Bob Boles), Matthew Best (Swallow), Carole Wilson (Mrs. Sedley), Philip Sheffield (Reverendo Horace Adams), Leig Melrose (Ned Keene), Darren Jeferry (Hobson); Coro de la Ópera de Oviedo (director: Patxi Aizpiri), OSPA. Director musical: Corrado Rovaris. Escenografía de David Alden.
Llegaba el título más esperado, y no por último, de la temporada ovetense, pues no sólo de barroco, belcanto, purismo o Puccini vive uno, y Britten está de nuevo entre las apuestas por los compositores de "nuestro tiempo" por parte de los regidores líricos carbayones, lo que apoyaré siempre que haya calidad (aunque haya opiniones para todo).
La coproducción de la Ópera de Oviedo con De Vlaamse Opera y la English National Opera trajo no ya el entramado original (anécdota aparte del robo de un contenedor) del estreno sino gran parte del elenco vocal, no primeras figuras por mucho que nos intenten "vender la moto" pero sí confianza en tener bien trabajada la obra, aunque hay que decir a favor de nuestra tierra, que los auténticos triunfadores de la velada fueron curiosamente los de casa, y por ellos comienzo.
En la línea de calidad a que nos tiene acostumbrados, la OSPA fue la auténtica nave segura para surcar unas aguas procelosas que esta "ópera marinera" depara, capitaneada por el maestro Corrado Rovaris, un especialista en foso con óperas de nuestro tiempo, quien llevó a buen puerto la larga travesía con mano maestra, capaz de lograr de los músicos lo mejor: protagonismo en los interludios (auténticas maravillas), perfecto acompañamiento a unas voces de distintas calidadades y colores, pero sobre todo auténtico sustento de una obra total como pretendía Britten, en cierto modo continuador de Wagner.
El Coro de la Ópera fundado por mi querido Fernando M. Viejo y desde 2005 dirigido por Patxi Aizpiri es un seguro en todas sus intervenciones, pero el listón estaba muy alto, consiguiendo pasar ya a la historia lírica española por ser el primero no profesional (aunque cuente con verdaderos profesionales en él) que participa en "Peter Grimes" y además con sobresaliente. Las exigencias vocales, que son muchas, las pasaron con creces, incluyendo las intervenciones fuera de escena afinadas, con una dinámica impactante del pp al ff, y siempre a tempo, pero su participación como auténticos actores (reforzados por una amplia figuración contratada para este título) ha sido lo más celebrado y digno de encomio, completando una temporada que podríamos llamar cumbre. De los títulos venideros será el post-grado porque están capacitados para lo que les echen.
Del apuntado reparto "heredado" por la propia coproducción se lleva la palma el protagonista, Stuart Skelton que ha hecho suyo este Peter Grimes en lo vocal y actoral. Tiene momentos algo tensos en el agudo pero pienso que más por un excesivo afán dramático que por carencias técnicas.
La gripe afectó al Reverendo Philip Sheffield cuya parte vocal tuvo que "completar", con el esfuerzo que conlleva, Michael Colvin, otro de los destacados junto a Judith Howart como la maestra Orford, y Rebecca de Pont Davies como Auntie, sin olvidar a las sobrinas que tuvieron que actuar y mucho, por exigencias de la escenografía.
El resto del reparto desigual pero creíble a pesar del escenógrafo, homogéneo en conjunto que es al final de lo que se trata, pues prefiero un elenco aseado que dos primeras figuras con el resto cojo. Y ya que he destacado como auténticos triunfadores precisamente a los de casa, también los dos actores que encarnan al grumete John, el joven Sergio Monferrer, sobrecogedor por una madurez interpretativa tan precoz, y Joaquín Carballido como Dr. Crabbe, tras su Frosch de "El Murciélago".
La puesta en escena de David Alden ambientada en la Segunda Guerra Mundial tuvo momentos pictóricos frente a otros más "increíbles" (sigo sin entender muchas cosas que están en el libreto muy claras), destacando la iluminación y el juego de sombras proyectadas en los laterales que estuvieron muy bien conseguidos para mayor sensación de muchedumbre, así como los paneles móviles que resaltaban aún más la sensación de opresión, consiguiendo que como público entrásemos en la escena y fuéramos partícipes de una acción donde no hay juicio. Sin respiración ¡ni toses! nos dejó la escena casi final con Balstrode en la oscuridad total, foso incluido, curiosamente hablando y con silencios aún más profundos.
Me alegra saber que hay público para Britten y otro que marchó en el segundo descanso. No tener abono permite elegir títulos aunque no siempre consigamos entradas decentes. Repetiré, esta vez gratis, en la proyección en directo y pantalla gigante, aunque nunca es igual al directo en el propio teatro, como ya lo he criticado en más de una ocasión. Mieres no estará entre las salas elegidas, pero reconozco que no es rentable para cuatro que solemos quedar hasta el final, pues el resto son de "espectáculo gratis, cueste lo que cueste".
Llegaba el título más esperado, y no por último, de la temporada ovetense, pues no sólo de barroco, belcanto, purismo o Puccini vive uno, y Britten está de nuevo entre las apuestas por los compositores de "nuestro tiempo" por parte de los regidores líricos carbayones, lo que apoyaré siempre que haya calidad (aunque haya opiniones para todo).
La coproducción de la Ópera de Oviedo con De Vlaamse Opera y la English National Opera trajo no ya el entramado original (anécdota aparte del robo de un contenedor) del estreno sino gran parte del elenco vocal, no primeras figuras por mucho que nos intenten "vender la moto" pero sí confianza en tener bien trabajada la obra, aunque hay que decir a favor de nuestra tierra, que los auténticos triunfadores de la velada fueron curiosamente los de casa, y por ellos comienzo.
En la línea de calidad a que nos tiene acostumbrados, la OSPA fue la auténtica nave segura para surcar unas aguas procelosas que esta "ópera marinera" depara, capitaneada por el maestro Corrado Rovaris, un especialista en foso con óperas de nuestro tiempo, quien llevó a buen puerto la larga travesía con mano maestra, capaz de lograr de los músicos lo mejor: protagonismo en los interludios (auténticas maravillas), perfecto acompañamiento a unas voces de distintas calidadades y colores, pero sobre todo auténtico sustento de una obra total como pretendía Britten, en cierto modo continuador de Wagner.
El Coro de la Ópera fundado por mi querido Fernando M. Viejo y desde 2005 dirigido por Patxi Aizpiri es un seguro en todas sus intervenciones, pero el listón estaba muy alto, consiguiendo pasar ya a la historia lírica española por ser el primero no profesional (aunque cuente con verdaderos profesionales en él) que participa en "Peter Grimes" y además con sobresaliente. Las exigencias vocales, que son muchas, las pasaron con creces, incluyendo las intervenciones fuera de escena afinadas, con una dinámica impactante del pp al ff, y siempre a tempo, pero su participación como auténticos actores (reforzados por una amplia figuración contratada para este título) ha sido lo más celebrado y digno de encomio, completando una temporada que podríamos llamar cumbre. De los títulos venideros será el post-grado porque están capacitados para lo que les echen.
Del apuntado reparto "heredado" por la propia coproducción se lleva la palma el protagonista, Stuart Skelton que ha hecho suyo este Peter Grimes en lo vocal y actoral. Tiene momentos algo tensos en el agudo pero pienso que más por un excesivo afán dramático que por carencias técnicas.
La gripe afectó al Reverendo Philip Sheffield cuya parte vocal tuvo que "completar", con el esfuerzo que conlleva, Michael Colvin, otro de los destacados junto a Judith Howart como la maestra Orford, y Rebecca de Pont Davies como Auntie, sin olvidar a las sobrinas que tuvieron que actuar y mucho, por exigencias de la escenografía.
El resto del reparto desigual pero creíble a pesar del escenógrafo, homogéneo en conjunto que es al final de lo que se trata, pues prefiero un elenco aseado que dos primeras figuras con el resto cojo. Y ya que he destacado como auténticos triunfadores precisamente a los de casa, también los dos actores que encarnan al grumete John, el joven Sergio Monferrer, sobrecogedor por una madurez interpretativa tan precoz, y Joaquín Carballido como Dr. Crabbe, tras su Frosch de "El Murciélago".
La puesta en escena de David Alden ambientada en la Segunda Guerra Mundial tuvo momentos pictóricos frente a otros más "increíbles" (sigo sin entender muchas cosas que están en el libreto muy claras), destacando la iluminación y el juego de sombras proyectadas en los laterales que estuvieron muy bien conseguidos para mayor sensación de muchedumbre, así como los paneles móviles que resaltaban aún más la sensación de opresión, consiguiendo que como público entrásemos en la escena y fuéramos partícipes de una acción donde no hay juicio. Sin respiración ¡ni toses! nos dejó la escena casi final con Balstrode en la oscuridad total, foso incluido, curiosamente hablando y con silencios aún más profundos.
Me alegra saber que hay público para Britten y otro que marchó en el segundo descanso. No tener abono permite elegir títulos aunque no siempre consigamos entradas decentes. Repetiré, esta vez gratis, en la proyección en directo y pantalla gigante, aunque nunca es igual al directo en el propio teatro, como ya lo he criticado en más de una ocasión. Mieres no estará entre las salas elegidas, pero reconozco que no es rentable para cuatro que solemos quedar hasta el final, pues el resto son de "espectáculo gratis, cueste lo que cueste".
P. D. 1: Como no podía ser menos, abundantes críticas en la prensa regional casi llegando a casa, como yo, de Ramón G. Avello o Andrea Suárez.
P. D. 2: Ya más resposado todo, Javier Neira en LNE, destacando al coro, al igual que Ramón G. Avello en El Comercio, o Aurelio M. Seco en LVA, que suscribo tras leerlo después de mi propio comentario.
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