Entrada original del día 01 de abril de 2009 a las 23:46 horas, y suprimida (censurada) por Blogger© tras "denuncia" yanqui (de la DMCA, Digital Millennium Copyright Act). No hay links de la llamada "tierra de la libertad" (por si es parte de su "queja"), la dejo como estaba ¡y CON MIS FOTOS!:
No es el título de una película sino la sensación durante el
concierto que hoy miércoles (
Santa Huelga en la enseñanza pública asturiana no universitaria) organizó el
Coro de la
Ópera de Oviedo que dirige
Patxi Aizpiri. El repertorio es de los agradecidos, como comentaré más adelante, los solistas de confianza (la soprano
Vanessa del Riego y mi ex-alumno, de canto con
Dolores Suárez Tamargo de profesora, el barítono
David Menéndez), y el coro bien rodado tras una temporada de ópera. Pero el desconcierto vino de la mano (o los dedos) del organista
Adolfo Gutiérrez Viejo, ubicado en un lado del altar detrás del coro y sin ver en ningún momento al director. No me esperaba tal decepción de todo un catedrático de instrumento y antiguo director titular del Coro Nacional de España... ¿Está mal de salud? ¿No tuvo tiempo suficiente para ensayar con el órgano? En los momentos previos aún estaba "retocando" los registros. ¿No tuvo tiempo de estudiar mejor las obras? Para mí es inconcebible y muchas de las obras de hoy las toqué hace tiempo con el Coro La Ferrería sin ser organista profesional, y sin presumir, hay grabaciones caseras que mejoran ostensiblemente lo escuchado esta tarde en Oviedo. El maestro
Gutiérrez Viejo no acertó con el volumen en ningún momento (llegando a tapar totalmente al coro en varios momentos y en otros tan imperceptible que llevó a desafinar a coro y solista...) pero tampoco con los registros elegidos en las distintas obras, aunque reconozco que no es igual que una orquesta. Pero incluso en las entradas siempre por delante haciendo difícil encajar las voces (el propio director hubo de parar y acercarse a decirle algo, supongo que esto que comento), y siendo obras tan conocidas, "no estuvo en dedos": morcillas aparte, creo que incluso hubo momentos de equivocación de teclado (por los registros en ambas manos que sonaban como cruzados o con el volumen cambiado). Debo reconocer que la acústica de la Catedral y la ubicación de coro y órgano no son las propicias, que por algo el coro y órgano suelen estar arriba y frente al altar, aunque la gente prefiere "verlo todo". Pero el "desconcierto en la Catedral" fue de los de olvidar pese al programa elegido:
Cantique de Jean Racine, Op. 11 de
Fauré,
Pie Jesu del
Requiem de
Andrew Lloyd Weber (con
Vanessa y el niño Ignacio Rodríguez, hermoso dúo), el
Ave María de
Javier Busto (dos obras suyas en dos días), el
Aita Gurea (
Padrenuestro en
euskera y compuesta en Argentina) del agustino
Padre Madina (
Francisco de Madina Igarzábal, 1907-1972) -su obra más interpretada, dentro de una
amplia producción que incluye obras para guitarra o arpa- pero hoy su
Padrenuestro (normalmente
"a capella") se hizo también con órgano (!).
Y como colofón el
Requiem en Re m, Op. 48 de
Fauré, en versión-reducción para órgano y coro, con
David Menéndez y
Vanessa del Riego de solistas, breves intervenciones pero que deben cantarse con la contención del texto, la afinación correcta y el volumen adecuado (siempre que el acompañamiento ayude), teniendo ambos que "luchar" por conseguirlo, en especial "el de Castrillón". Lástima que no primase el buen hacer o buen tocar, y tengamos que limitarnos a recordar las obras (pero en otras versiones). Me queda la esperanza de repetirlo el Martes Santo en Valladolid, pero de ésto ya escribiré.
Mañana será otro día...
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