Caminos de ida y vuelta que se cruzan en Asturias
Jueves 7 de abril, 20:00 horas. Conciertos CajAstur "Música del siglo XX", Pabellón CajAstur, Recinto Ferial Luis Adaro, Gijón. De Miguel, Wolfe y Quintana.
Es difícil encontrar tres músicos de trayectorias tan distintas que se junten en un proyecto común capaz de unir bluegrass, jazz y folk, pese a que no me gusta etiquetar la música (sólo buena o mala), en lo que algunos han bautizado "Jazz de raíz", asturiana se entiende, término que parece acuñó otro grande del piano asturiano como es Isaac Turienzo, y que jugando con las palabras podríamos llamar "Asturiazz patria querida".
Michael Lee Wolfe es Un yanqui en la corte del Rey Pelayo, un asturiano que nació donde quiso (como dicen los vascos) y el amor nos lo dejó entre nosotros allá por 1984... Parece que fue ayer cuando coincidíamos por los praos en aquel "despertar del nuevo folk", y desde entonces no ha dejado de seguir renovándonos, apostando el primero por artistas que ahora todos conocen pero que su fino olfato como productor y músico siempre le hace ir por delante.
Jacobo de Miguel es El Keith Jarreth astur, pianista ovetense de formación clásica y docente de las músicas no académicas, intimista pero potente, creador y renovador capaz de componer "Tabaco de pipa" y sonar atemporal, investigador de nuevas sonoridades desde el conocimiento técnico, es la segunda pata de este tayuelu (en Asturias dícese del taburete de tres patas).
Mapi Quintana es Lady Day Lena (sin despreciar a la gran Ella), el equilibrio de tres, la voz más cautivadora y personal del actual circuito musical asturiano, español y europeo, así como peculiar docente en los "nuevos caminos que van y vienen" de un lado a otro, nueve años en Amsterdam y vuelta a su Pola natal desde donde continúa viajando y viviendo su música.
Tres caminos de largo recorrido discográfico y en vivo, unidos por las inquietudes y que como dicen las notas firmadas por M. A. F. F., "un grupo que explora las intersecciones de la música tradicional y el jazz, el sonido y el lenguaje... un grupo que promete una nueva gran música", y lo escuchado en Gijón puede atestiguarlo.
Un aire fresco que igual versionea o adapta temas anglófonos de Woody Guthrie a lo asturiano (importante citar la labor en las letras de Ismael G. Arias), que crea auténticas historias musicales "de los güelos", de la historia (11 de mayo), con esa forma de cantar de Mapi capaz de pasar de la tonada a la gran Billie Holiday, incluso bossa, pero sin olvidar el dominio de la percusión (pandereta, bodrhan y cántara ó cántaro soplado pero sin alpargata), temas propios que salen del corazón (Nana) y tocan el nuestro, incluso hasta convertir la Jota de Payares en "joya" tímbrica, y siempre capaz de sorprendernos con cualquier formación, esta vez en trío un tanto peculiar: voz / percusiones, piano y guitarras / mandolina.
El piano de Jacobo va más allá del concepto armónico y sin buscar improvisaciones imposibles. Tanto en temas propios como ajenos su saber estar es realmente digno de mención, auténtico colchón sonoro y coprotagonista lírico, sacando sonidos del instrumento perfectamente ensamblados en un colorido particular de esta formación.
Finalmente el juego de las guitarras y mandolina de Michael acaban por tejer una atmósfera de sensaciones musicales únicas, rítmica sin apenas punteos, acordes que no chocan con los del piano sino que se complementan, búsqueda y consecución de una paleta sonora que con el slide (cuello de botella) completan el colorido de este trío único. Incluso se atrevió a cantarnos uno de sus Woody's.
Los pocos que preferimos estos pequeños placeres más allá de un veraniego 7 de abril en Gijón, creo que no lo olvidaremos y pasaremos a la acción: intentar seguirles más de cerca...
Es difícil encontrar tres músicos de trayectorias tan distintas que se junten en un proyecto común capaz de unir bluegrass, jazz y folk, pese a que no me gusta etiquetar la música (sólo buena o mala), en lo que algunos han bautizado "Jazz de raíz", asturiana se entiende, término que parece acuñó otro grande del piano asturiano como es Isaac Turienzo, y que jugando con las palabras podríamos llamar "Asturiazz patria querida".
Michael Lee Wolfe es Un yanqui en la corte del Rey Pelayo, un asturiano que nació donde quiso (como dicen los vascos) y el amor nos lo dejó entre nosotros allá por 1984... Parece que fue ayer cuando coincidíamos por los praos en aquel "despertar del nuevo folk", y desde entonces no ha dejado de seguir renovándonos, apostando el primero por artistas que ahora todos conocen pero que su fino olfato como productor y músico siempre le hace ir por delante.
Jacobo de Miguel es El Keith Jarreth astur, pianista ovetense de formación clásica y docente de las músicas no académicas, intimista pero potente, creador y renovador capaz de componer "Tabaco de pipa" y sonar atemporal, investigador de nuevas sonoridades desde el conocimiento técnico, es la segunda pata de este tayuelu (en Asturias dícese del taburete de tres patas).
Mapi Quintana es Lady Day Lena (sin despreciar a la gran Ella), el equilibrio de tres, la voz más cautivadora y personal del actual circuito musical asturiano, español y europeo, así como peculiar docente en los "nuevos caminos que van y vienen" de un lado a otro, nueve años en Amsterdam y vuelta a su Pola natal desde donde continúa viajando y viviendo su música.
Tres caminos de largo recorrido discográfico y en vivo, unidos por las inquietudes y que como dicen las notas firmadas por M. A. F. F., "un grupo que explora las intersecciones de la música tradicional y el jazz, el sonido y el lenguaje... un grupo que promete una nueva gran música", y lo escuchado en Gijón puede atestiguarlo.
Un aire fresco que igual versionea o adapta temas anglófonos de Woody Guthrie a lo asturiano (importante citar la labor en las letras de Ismael G. Arias), que crea auténticas historias musicales "de los güelos", de la historia (11 de mayo), con esa forma de cantar de Mapi capaz de pasar de la tonada a la gran Billie Holiday, incluso bossa, pero sin olvidar el dominio de la percusión (pandereta, bodrhan y cántara ó cántaro soplado pero sin alpargata), temas propios que salen del corazón (Nana) y tocan el nuestro, incluso hasta convertir la Jota de Payares en "joya" tímbrica, y siempre capaz de sorprendernos con cualquier formación, esta vez en trío un tanto peculiar: voz / percusiones, piano y guitarras / mandolina.
El piano de Jacobo va más allá del concepto armónico y sin buscar improvisaciones imposibles. Tanto en temas propios como ajenos su saber estar es realmente digno de mención, auténtico colchón sonoro y coprotagonista lírico, sacando sonidos del instrumento perfectamente ensamblados en un colorido particular de esta formación.
Finalmente el juego de las guitarras y mandolina de Michael acaban por tejer una atmósfera de sensaciones musicales únicas, rítmica sin apenas punteos, acordes que no chocan con los del piano sino que se complementan, búsqueda y consecución de una paleta sonora que con el slide (cuello de botella) completan el colorido de este trío único. Incluso se atrevió a cantarnos uno de sus Woody's.
Los pocos que preferimos estos pequeños placeres más allá de un veraniego 7 de abril en Gijón, creo que no lo olvidaremos y pasaremos a la acción: intentar seguirles más de cerca...
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