Dos en uno
Entrada original del día 19 de abril de 2011 a la 22:26 horas, y suprimida (censurada) por Blogger tras "denuncia" yanqui (de la DMCA, Digital Millennium Copyright Act). Quitados unos pocos links de la llamada "tierra de la libertad" (por si es parte de su "queja"), la dejo como estaba ¡y con MIS FOTOS!:
Aprovecho estas vacaciones de Semana Santa para quedarme en casa escuchando música con más atención de la habitual, es decir, masticar cada nota, leer las notas de los discos y reivindicar todavía el soporte físico aunque el iPod ayuda. Mi generación seguimos atesorando (que no amontonando) libros, discos, cintas de cassette, vídeos... tal vez porque necesitamos mucho contacto físico aunque el espacio libre sea cada vez menor y nuestras esposas "sufridoras" pongan el grito en el cielo con cada nueva adquisición.
En mi amplia "cedeteca" comienzan a abundar muchas grabaciones compradas a los intérpretes en los propios conciertos pero también regalos de los propios artistas, muchos amigos de los que aprendo siempre y con los que comparto la alegría de estos "hijos sonoros", pues no en vano cada disco es como un nuevo retoño que ve la luz y dejamos en herencia para disfrute de todos los que vengan detrás.
Hoy quiero comenzar con la pareja formada por Mª Teresa Pérez Hernández y Francisco Jaime Pantín, grandes y laureados concertistas, juntos y como solistas, pero todavía mejores personas, Mayte y Paco para sus cercanos, cuyos destinos canario-asturianos tenía que unir la música, y que además han inculcado esta pasión también a los suyos, no ya como profesores de piano en el Conservatorio de Oviedo (¡menudo departamento de tecla!) a una amplia lista de alumnado que está triunfando en distintos campos, sino también "en casa" (su hijo Daniel es la mejor prueba aunque se decantase por el violín), algo que no siempre ocurre.
Por cuestiones que no vienen a cuento, lograron una subvención del Gobierno de Canarias para llevar al disco con el Sello "Tránsito Record" parte de las Obras para piano a Cuatro Manos de Franz Schubert, conservar para siempre sus interpretaciones irrepetibles como "Dúo Wanderer", y además, una vez que me enteré del proceso, grabado en casa, en su piano Steinway (Paco es todo un experto en El Rolls de los pianos y a él le debemos la elección del que tenemos en el Auditorio de Oviedo entre otros) recuperando el auténtico ambiente para el que fueron creadas muchas partituras y la línea que muchos productores musicales desean para sus nuevos productos: el gusto por lo artesano, el sentirse a gusto haciendo música, pues la tecnología actual permite estas maravillas alejadas de los siempre fríos estudios o salas de concierto.
Cosme Marina dedicó un excelente artículo en LNE al disco, titulándolo "Un callado rumor", que refleja perfectamente lo que atesora: "configuran un discurso musical emocionante que va de lleno a la entraña del piano romántico o, lo que es lo mismo, a la plenitud del instrumento. La interpretación del dúo es fascinante en su cuidado estilístico, en el preciosismo con el que se recrean en los pasajes más líricos, y en la capacidad para transmitir la pasión por una música de arrebatadora belleza y, quizá por ello, con el poso melancólico de un tiempo perdido y casi olvidado. La hondura expresiva de cada versión redondea este disco cercano en el que la buena música manda por sí misma sin necesidad de grandes alardes dejando que esta música fluya con su exquisita nobleza". Las obras elegidas han sido las Variaciones sobre un Tema Original D. 813, la Fantasía en Fa m. D. 940, el Allegro en La m. D. 947 "Lebensstürme" y el Rondó en La m., D. 951.
Pero para los de mi generación, si la parte sonora es una auténtica maravilla, descubriendo sonoridades a cuatro manos realmente únicas, cercanas, capaz de percibir todas y cada una de las melodías que se entretejen (Paco en los graves, Mayte en los agudos), la parte escrita que acompaña al CD es como no podía ser menos, una auténtica clase del Catedrático Pantín titulada "El Piano a Cuatro manos en la música de Franz Schubert", de lectura obligada, escrito por un profesional con las ideas siempre claras, para todo estudiante de música y perfecto complemento para una audición atenta y detenida de las obras elegidas.
Quiero entresacar algunas de las frases no ya de análisis de las cuatro obras elegidas sino de los comentarios porque son muy indicativos de lo grabado: como auténtica preparación a la escucha escribe: "La relación de intimidad, de cohesión y complicidad que se establece entre dos pianistas que comparten el mismo teclado es la más cercana, directa y entrañable de todo el universo camerístico". No podría concebirse desde una tecnología que grabase a cada uno por separado y luego se mezclase (aunque de todo hay en la botica discográfica). Lo mejor es cuando comenta que "es la única formación en la que incluso el contacto físico es inevitable y quizás precise de una complicidad que se establece entre los intérpretes más allá de lo musical", auténtica respuesta a mi pregunta sobre la unidad que tienen todas las obras en el plano interpretativo (el Allegro D 947 realmente derrocha ardor y pasión), la complicidad más allá de lo musical pero con la música como principio y final (el Rondó D 951 sólo puede alcanzar la serenidad, elegancia y lirismo desde la vida y profesión común del matrimonio Wanderer). Hay dúos fraternales como el de las Hermanas Labeque que pueden corroborar ese vínculo necesario para afrontar este Schubert, incluso padre e hijo como Artur y Karl Ulrich Schnabel o Emil y Elena Gilels, su hija.
Buenas parejas musicales ha habido siempre, y "parejas de hecho" muchas, algunas increíbles por no decir míticas como Jacqueline Du Pré y Daniel Barenboim, donde las relaciones personales trascienden a sus interpretaciones, como por otra parte es lógico. La "química" siempre es necesaria, y cuando hay mucho arte y "poso", entre dos intérpretes de primera el diálogo se hace monólogo gratificantemente unificador (Nelson Freire y Martha Argerich). En la música de cámara aún más, precisamente por la cercanía, recordándonos Pantín que "el hecho de tocar a cuatro manos suponía un modo de intercambio, una metáfora de la "amicitia", un verdadero símbolo de unión fraternal en un mismo universo afectivo". La Fantasía D 940 es en sí misma todo ese universo, obra única y "nueva referencia al camino como metáfora de la vida". En el caso del "Dúo Wanderer" todo lo aquí grabado es La Vida de Schubert respirando auténtico AMOR, y el disco rebosa de él.
Gracias a Mayte y Paco por compartirlo.
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