El León de Oro refulgente
Domingo 18 de marzo, 20:00 horas. Catedral de Oviedo: Coro "El León de Oro", Peter Phillips (director). Actos conmemorativos del 1170 aniversario de la muerte del Rey Alfonso II El Casto. Polifonía Sacra Renacentista, obras de Mouton, Byrd, Gesualdo, Palestrina, A. Gabrieli, Lasso y Victoria.
Tener en Asturias a Peter Phillips ya era noticia. Que le trajese nuestro coro más laureado todo un lujo del que disfrutaron no sólo ellos sino todos los "leónigans" que comenzamos a ser legión con ver una Catedral llena como nunca para un concierto donde todo brilló como nunca.
Si el ensayo abierto al público resultó toda una lección magistral gracias al duro trabajo de meses a cargo de Marco A. García de Paz y su coro, la llegada del maestro inglés supuso un nuevo hito para la formación asturiana. Contar con el mayor especialista en polifonía renacentista para dirigirles es otro escalón de calidad para este coro joven y ya veterano que embelesa nada más escucharlo, cuya aspiración "no es otra que la búsqueda de la belleza sonora, experimentar la pureza de la polifoía y la comunidad que surge del canto conjunto". Phillips ha conseguido sacar aún más brillo del Oro que baña a todos los asturianos.
Del amplio repertorio con el que cuentan, había que pergeñar lo sacro y renacentista para esta ocasión única a la se sumaba la celebración histórica unida a la grabación en DVD cuyo mecenazgo también resultó noticia: programa duro, difícil y sobre todo interiorizado imbuido del espíritu inglés que hizo sonar al coro plenamente británico, recreándose en cada palabra, en cada consonante, en cada acorde... Phillips hizo un trabajo de orfebre, conocedor como nadie de la música al servicio del texto, el latín de nuestras raíces, la importancia de las notas en la sílaba correcta, el rezo coral precisamente desde las resonancias y reverberaciones catedralicias que esta tarde de domingo sonaron a gloria bendita.
Imposible destacar cada una de las joyas y su brillo, quiero comenzar destacando la excelente labor de Elena Rosso dando los tonos en todas las obras. Desde el inicial Nesciens mater (Jean Mouton) que también ofrecieron de bis, siguiendo con los dos motetes de Byrd demostraron que la polifonía, sea con medio coro, con otro medio o al completo, no pierde nunca unidad ni calidad, exhuberancia y meditación, cinco o cuatro voces mixtas, siguen resultando compactas, conmovedoras, ricas en matices y sobre todo con una musicalidad que me hizo comprender diáfanamente el tactus renacentista viendo al maestro Phillips dirigirles.
Gesualdo daría el toque virtuosístico con ese O vos omnes capaz de jugar con ese "masoquismo vocal" que suena lujurioso en las voces del LDO magistralmente llevadas con el gesto justo tras un trabajo titánico previo del maestro británico.
Palestrina como modelo tridentino para la máxima del rezo donde la música nunca lo oculta sino que lo realza llegó con el motete Laudate Pueri a 8 voces capaz de un contrapunto que en ningún momento ocultó cada línea melódica del salmo, humildad de la letra y de la interpretación capaz de hacer realidad las palabras sin firmar (de Millán González) en el programa aunque sacadas de contexto por mí pero que vienen perfectas: un coro que "se ha dignado a mirar al hombre con misericordia y a obrar maravillas".
Andrea Gabrieli y el motete Deus, qui beatum Marcum trajo luz y color pero para mí también un juego de palabras entre "león", "Marco", Gozón y el Véneto volviendo a retomar y rehacer las notas escritas: "Phillips es grande. ¡Gloria al León Dorado de Marco!".
El director inglés también quiso aportar al repertorio Media vita (Orlando di Lasso), un motete a seis voces realmente complejo por un texto angustioso -"En plena vida estamos muertos"- realzado por la música, pero que transmitió esperanza desde un interrogante siempre lumínico vocalmente.
Y si hasta ahora Victoria, nuestro mejor compositor, sucesor de Palestrina al que superó con creces, parecía tener el monopolio interpretativo de los coros ingleses, el tandem Phillips-LDO logró borrar fronteras y "añadir" Luanco a la Gran Bretaña musical, pues tanto Vidi speciosam (a 6 voces) como la Salve regina a doble coro, sonaron "dulcis", explendorosas, refulgentes, y no me ciega la pasión porque el DVD lo dejará para el perpetuo recuerdo y goce.
Haber participado como testigo de primera fila en este acontecimiento me tuvo cual místico en éxtasis, siguiendo como rezo los textos y levitando con unas músicas celestiales que el LDO transmite como nadie. En Donosti y Hondarribia podrán corroborarlo en breve. Si el Oro en tiempos de crisis sigue subiendo, este León cotiza al alza y con muchos quilates.
Tener en Asturias a Peter Phillips ya era noticia. Que le trajese nuestro coro más laureado todo un lujo del que disfrutaron no sólo ellos sino todos los "leónigans" que comenzamos a ser legión con ver una Catedral llena como nunca para un concierto donde todo brilló como nunca.
Si el ensayo abierto al público resultó toda una lección magistral gracias al duro trabajo de meses a cargo de Marco A. García de Paz y su coro, la llegada del maestro inglés supuso un nuevo hito para la formación asturiana. Contar con el mayor especialista en polifonía renacentista para dirigirles es otro escalón de calidad para este coro joven y ya veterano que embelesa nada más escucharlo, cuya aspiración "no es otra que la búsqueda de la belleza sonora, experimentar la pureza de la polifoía y la comunidad que surge del canto conjunto". Phillips ha conseguido sacar aún más brillo del Oro que baña a todos los asturianos.
Del amplio repertorio con el que cuentan, había que pergeñar lo sacro y renacentista para esta ocasión única a la se sumaba la celebración histórica unida a la grabación en DVD cuyo mecenazgo también resultó noticia: programa duro, difícil y sobre todo interiorizado imbuido del espíritu inglés que hizo sonar al coro plenamente británico, recreándose en cada palabra, en cada consonante, en cada acorde... Phillips hizo un trabajo de orfebre, conocedor como nadie de la música al servicio del texto, el latín de nuestras raíces, la importancia de las notas en la sílaba correcta, el rezo coral precisamente desde las resonancias y reverberaciones catedralicias que esta tarde de domingo sonaron a gloria bendita.
Imposible destacar cada una de las joyas y su brillo, quiero comenzar destacando la excelente labor de Elena Rosso dando los tonos en todas las obras. Desde el inicial Nesciens mater (Jean Mouton) que también ofrecieron de bis, siguiendo con los dos motetes de Byrd demostraron que la polifonía, sea con medio coro, con otro medio o al completo, no pierde nunca unidad ni calidad, exhuberancia y meditación, cinco o cuatro voces mixtas, siguen resultando compactas, conmovedoras, ricas en matices y sobre todo con una musicalidad que me hizo comprender diáfanamente el tactus renacentista viendo al maestro Phillips dirigirles.
Gesualdo daría el toque virtuosístico con ese O vos omnes capaz de jugar con ese "masoquismo vocal" que suena lujurioso en las voces del LDO magistralmente llevadas con el gesto justo tras un trabajo titánico previo del maestro británico.
Palestrina como modelo tridentino para la máxima del rezo donde la música nunca lo oculta sino que lo realza llegó con el motete Laudate Pueri a 8 voces capaz de un contrapunto que en ningún momento ocultó cada línea melódica del salmo, humildad de la letra y de la interpretación capaz de hacer realidad las palabras sin firmar (de Millán González) en el programa aunque sacadas de contexto por mí pero que vienen perfectas: un coro que "se ha dignado a mirar al hombre con misericordia y a obrar maravillas".
Andrea Gabrieli y el motete Deus, qui beatum Marcum trajo luz y color pero para mí también un juego de palabras entre "león", "Marco", Gozón y el Véneto volviendo a retomar y rehacer las notas escritas: "Phillips es grande. ¡Gloria al León Dorado de Marco!".
El director inglés también quiso aportar al repertorio Media vita (Orlando di Lasso), un motete a seis voces realmente complejo por un texto angustioso -"En plena vida estamos muertos"- realzado por la música, pero que transmitió esperanza desde un interrogante siempre lumínico vocalmente.
Y si hasta ahora Victoria, nuestro mejor compositor, sucesor de Palestrina al que superó con creces, parecía tener el monopolio interpretativo de los coros ingleses, el tandem Phillips-LDO logró borrar fronteras y "añadir" Luanco a la Gran Bretaña musical, pues tanto Vidi speciosam (a 6 voces) como la Salve regina a doble coro, sonaron "dulcis", explendorosas, refulgentes, y no me ciega la pasión porque el DVD lo dejará para el perpetuo recuerdo y goce.
Haber participado como testigo de primera fila en este acontecimiento me tuvo cual místico en éxtasis, siguiendo como rezo los textos y levitando con unas músicas celestiales que el LDO transmite como nadie. En Donosti y Hondarribia podrán corroborarlo en breve. Si el Oro en tiempos de crisis sigue subiendo, este León cotiza al alza y con muchos quilates.
Comentarios
Ayer viví, sencillamente, el momento musical más intenso y especial de mi vida.
Decir gracias por todo ello se queda más que pequeño. Aún así, es mi más humilde y sincera muestra de la felicidad que por unos momentos habéis aportado a este apasionados de aquellas músicas que intentamos honrar con nuestras voces. Gracias a todos, porque sin todos y cada uno de vosotros eso no hubiera sido posible. Gracias a la música, porque sin ella no sería posible; gracias a Peter, por ser como es, por saber apreciar esta música es su más íntima esencia, por su genialidad absoluta y su calidad humana excepcional; gracias a Marco, por su pasión, ilusión e incansable trabajo; gracias a Elena, por ser un gran apoyo y transmitir fuerza a cada momento; gracias a todos mis compañeros, por conseguir que esta música cobrase vida de esa manera tan honesta y mágica; gracias a mis compañeros de cuerda, por juntar nuestras voces para disfrutarla; gracias a mi familia, por estar ahí, apoyando -fuera en directo o en la distancia-; gracias a los amigos que han mandado su energía y buenos deseos -también en vivo o desde la lejanía-; y por supuesto, gracias a Toya, por que sin ella, emocionándose y disfrutando conmigo en estos momentos y sabiendo compartir mi felicidad, esto no hubiera sido perfecto al 100%, como finalmente ha sido.
Emocionado, nunca podré olvidar que entre todos se me regaló un momento irrepetible y que jamás saldrá de mi mente. Solo y ante todo, GRACIAS.
Esperando ya el próximo...