Tres conciertos en uno
Jueves 29 de abril, 20:00 horas. Oviedo, "Conciertos del Auditorio". Coro "El León de Oro" (director: Marco A. García de Paz); Rainer Trost (tenor), Joan Martín-Royo (barítono); María Gallego (soprano), José Bros (tenor). Oviedo Filarmonía. Director: Friedrich Haider. Obras de E. Wolf-Ferrari y R. Strauss.
Extraña encontrar una programación con tres bloques tan diferenciados en cuanto a intérpretes y obras, razón por la que lo primero que se me vino a la cabeza fue una famosa marca de aceite: "Tres en uno". Ya en casa y tras la cena me dispongo a intentar razonarlo:
El maestro Haider lleva tiempo embarcado en recuperar e incluso grabar la integral del compositor italo-alemán, y está rodeándose de los mejores solistas para ello, varios reunidos en el programa para hoy elegido y continuación de las sesiones de estudio para el sello vienés Philartis estos días atrás.
Nuestro coro más laureado, los gozoniegos "El León de Oro" arrancaron la velada con los Otto cori (1898) que pude escucharles en Pravia, esta vez más rodados, en un marco incomparable de acústica casi perfecta y con un "poderío" que les hace afrontar cualquier tipo de repertorio, destacando de nuevo su capacidad dinámica, amén de la expresiva fruto de muchos ensayos y el buen hacer de Marco. Estas breves piezas corales a capella de un recién licenciado en contrapunto reflejan tanto la breve experiencia coral de Wolf-Ferrari en Milán como su "estilo simple pero no por ello bajo de calidad", como bien lo describe el musicólogo Alejandro González Villalibre en sus notas a un programa muy completo que incluía los textos y sus respectivas traducciones (a cargo de Llorenç Serrahima y Carmen Carbone).
Si entonces en Pravia destacaba Rispetto a doble coro, hoy quiero también destacar la Frottola y el único con texto en alemán, Die Lehre (La moraleja).
Siguieron "los leones" con La Passione, Op. 21 (1937), obra de más enjundia sobre textos religiosos populares en italiano, siempre bien resaltados y realzados cual Palestrina del siglo XX siempre apoyando la palabra desde la música, con unos cambios de tempi muy logrados y una final con unos graves que siguen asombrando. Aplausos prolongados y merecidos al finalizar estos dos bloques a capella.
Manteniendo la atmósfera religiosa afrontarían "otro concierto" de Wolf-Ferrari: Talitha Kumi, La Hija de Jairo, Op. 3 (Sacro Misterio en dos partes sobre el Evangelio de San Marcos), obra de 1900, ya con la Oviedo Filarmonía, el tenor alemán Rainer Trost como "Evangelista" y el barítono barcelonés Joan Martín-Royo como "Jairo / Cristo", todos bajo la batuta del responsable Haider. Obra bien escrita, de pasajes construidos con oficio, sin abandonar el estilo post-romántico poco en voga para su tiempo, denotando una excelente formación académica pero personalmente "obra menor", sin la frescura de los ocho cantos iniciales, adoleciendo tal vez de mayor profundización en unos temas bien esbozados pero como incompletos, en especial la primera parte. Yo suelo llamarlo "un quiero y no puedo", como un pastiche con todas las influencias que busquemos para una temática tan concreta.
De los intérpretes excelente el catalán, con emisión perfecta y timbre homogéneo en todo el registro; el alemán en la línea de los "tenores de oratorio" aunque con un color vocal más grueso pero de volumen limitado; el coro afinado, compacto y atento a todos los requerimientos desde el podio en sus breves intervenciones -destacar la parte con el excelente solo de violín de la primera parte y su "paralela" con flauta de la segunda- y una orquesta que con Haider suena "más escénica" que sinfónica.
Tras el descanso y con un salto cualitativo entramos en el último concierto de la velada (último tercio tiene connotación torera) que pese a lo breve formó un todo aparte con José Bros y su esposa María Gallego que fueron alternando ocho lieder de Richard Strauss elegidos "a su medida" y bien llevados por un Haider que dirigió como si estuviese ante el piano en el sentido de acompañar perfectamente a los solistas, en especial al tenor catalán que ya compartió con Edita su batuta.
Descubrir a estas alturas a Bros, y menos en Oviedo, no ha lugar. Nos deleitó con los cuatro lieder de fuerza, no sólo expresiva sino dinámica, y con esos potentes agudos que tanto gustan por estas tierras, aunque algo excesivos para algún lied de los ofrecidos y originalmente con acompañamiento de piano: Liebeshymnus, Op. 32/ 3 (de los Fünf Lieder), Cäcilie, Op. 27/2 (de Vier Lieder), Zueignung, Op. 10/1 (de "Letzte Blätter") y Heimliche Aufforderung, Op. 27/3 (de Vier Lieder), personalmente el que más me gustó. Su señora cantó las canciones más líricas e íntimas, perfectamente adaptadas y elegidas para su línea de canto, con gusto y buen "decir" aunque algo escasa y opaca en el registro grave: el conocidísimo Morgen, Op 27/4 (de Vier Lieder), Allerseelen, Op. 10/8 (de "Letzte Blätter"), Meinem Kinde, Op. 37/3 y Ständchen, Op. 17/2 (de los Sechs Lieder). De propina repitieron cantando juntos el Zueignung en la orquestación del propio R. Strauss.
Aunque sea un fan de "los leones", no me hubiese importado un monográfico con José Bros.
Extraña encontrar una programación con tres bloques tan diferenciados en cuanto a intérpretes y obras, razón por la que lo primero que se me vino a la cabeza fue una famosa marca de aceite: "Tres en uno". Ya en casa y tras la cena me dispongo a intentar razonarlo:
El maestro Haider lleva tiempo embarcado en recuperar e incluso grabar la integral del compositor italo-alemán, y está rodeándose de los mejores solistas para ello, varios reunidos en el programa para hoy elegido y continuación de las sesiones de estudio para el sello vienés Philartis estos días atrás.
Nuestro coro más laureado, los gozoniegos "El León de Oro" arrancaron la velada con los Otto cori (1898) que pude escucharles en Pravia, esta vez más rodados, en un marco incomparable de acústica casi perfecta y con un "poderío" que les hace afrontar cualquier tipo de repertorio, destacando de nuevo su capacidad dinámica, amén de la expresiva fruto de muchos ensayos y el buen hacer de Marco. Estas breves piezas corales a capella de un recién licenciado en contrapunto reflejan tanto la breve experiencia coral de Wolf-Ferrari en Milán como su "estilo simple pero no por ello bajo de calidad", como bien lo describe el musicólogo Alejandro González Villalibre en sus notas a un programa muy completo que incluía los textos y sus respectivas traducciones (a cargo de Llorenç Serrahima y Carmen Carbone).
Si entonces en Pravia destacaba Rispetto a doble coro, hoy quiero también destacar la Frottola y el único con texto en alemán, Die Lehre (La moraleja).
Siguieron "los leones" con La Passione, Op. 21 (1937), obra de más enjundia sobre textos religiosos populares en italiano, siempre bien resaltados y realzados cual Palestrina del siglo XX siempre apoyando la palabra desde la música, con unos cambios de tempi muy logrados y una final con unos graves que siguen asombrando. Aplausos prolongados y merecidos al finalizar estos dos bloques a capella.
Manteniendo la atmósfera religiosa afrontarían "otro concierto" de Wolf-Ferrari: Talitha Kumi, La Hija de Jairo, Op. 3 (Sacro Misterio en dos partes sobre el Evangelio de San Marcos), obra de 1900, ya con la Oviedo Filarmonía, el tenor alemán Rainer Trost como "Evangelista" y el barítono barcelonés Joan Martín-Royo como "Jairo / Cristo", todos bajo la batuta del responsable Haider. Obra bien escrita, de pasajes construidos con oficio, sin abandonar el estilo post-romántico poco en voga para su tiempo, denotando una excelente formación académica pero personalmente "obra menor", sin la frescura de los ocho cantos iniciales, adoleciendo tal vez de mayor profundización en unos temas bien esbozados pero como incompletos, en especial la primera parte. Yo suelo llamarlo "un quiero y no puedo", como un pastiche con todas las influencias que busquemos para una temática tan concreta.
De los intérpretes excelente el catalán, con emisión perfecta y timbre homogéneo en todo el registro; el alemán en la línea de los "tenores de oratorio" aunque con un color vocal más grueso pero de volumen limitado; el coro afinado, compacto y atento a todos los requerimientos desde el podio en sus breves intervenciones -destacar la parte con el excelente solo de violín de la primera parte y su "paralela" con flauta de la segunda- y una orquesta que con Haider suena "más escénica" que sinfónica.
Tras el descanso y con un salto cualitativo entramos en el último concierto de la velada (último tercio tiene connotación torera) que pese a lo breve formó un todo aparte con José Bros y su esposa María Gallego que fueron alternando ocho lieder de Richard Strauss elegidos "a su medida" y bien llevados por un Haider que dirigió como si estuviese ante el piano en el sentido de acompañar perfectamente a los solistas, en especial al tenor catalán que ya compartió con Edita su batuta.
Descubrir a estas alturas a Bros, y menos en Oviedo, no ha lugar. Nos deleitó con los cuatro lieder de fuerza, no sólo expresiva sino dinámica, y con esos potentes agudos que tanto gustan por estas tierras, aunque algo excesivos para algún lied de los ofrecidos y originalmente con acompañamiento de piano: Liebeshymnus, Op. 32/ 3 (de los Fünf Lieder), Cäcilie, Op. 27/2 (de Vier Lieder), Zueignung, Op. 10/1 (de "Letzte Blätter") y Heimliche Aufforderung, Op. 27/3 (de Vier Lieder), personalmente el que más me gustó. Su señora cantó las canciones más líricas e íntimas, perfectamente adaptadas y elegidas para su línea de canto, con gusto y buen "decir" aunque algo escasa y opaca en el registro grave: el conocidísimo Morgen, Op 27/4 (de Vier Lieder), Allerseelen, Op. 10/8 (de "Letzte Blätter"), Meinem Kinde, Op. 37/3 y Ständchen, Op. 17/2 (de los Sechs Lieder). De propina repitieron cantando juntos el Zueignung en la orquestación del propio R. Strauss.
Aunque sea un fan de "los leones", no me hubiese importado un monográfico con José Bros.
P.D. 1: Un triste ejemplo de lo mal que "informa" el diario LNE del viernes 30 de abril, donde sólo se salva el titular "El León de Oro" emociona en el Auditorio. ¿Estuvieron allí o sólo el fotógrafo? Creo que el plumilla de turno se limitó a ojear la portada del Programa.
P.D. 2: Por su parte Juan C. Galán en LVA parece que tampoco estuvo, pues en el Auditorio había muchísimas butacas vacías (tal vez por la coincidencia de la entrega de los premios "Muñiz Toca" en el Conservatorio) y da como titular que "Bros llenó el auditorio", adivinando intenciones y documentándose algo más ¿en el programa? aunque de nuevo mal informado, pues el tenor catalán NO CANTÓ NADA DE WOLF-FERRARI. ¿Se confundiría con el también catalán pero barítono Martín-Royo?
Tristeza de prensa reflejo de nuestra actualidad.
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