La voz cruzando el océano

Miércoles 15 de marzo, 20:00 horas. Auditorio "Teodoro Cuesta", Casa de la Cultura, Mieres. Semana Internacional de la voz, "Transatlántico": José Miguel Llata (voz) y Marta Gutiérrez (piano). Obras de Giulio Caccini (1550-1618), A. Scarlatti (1660-1725), Ch. Gounod (1818-1893), C. Saint-Saëns (1836-1921), Roger Quilter (1877-1953), L. Bernstein (1918-1990), S. Barber (1910-1981), Geoffrey Wright (1912-2010), Manuel Ponce (1882-1948), F. Obradors (1897-1945), Joaquín Turina (1882-1949), F. Paolo Tosti (1846-1916) y Antón García Abril (1933). Entrada: 5 €.
Segundo concierto tras el del martes con más público en esta semana de la voz, esta vez masculina y seleccionando páginas vocales de ida y vuelta en un viaje variado como describen el el programa que dejo aquí (también se nos brindaron las letras traducidas así como la presentación de las dos "etapas": el Orient-Express de Venecia a Le Havre, cruzar a Southampton y embarcarnos en un crucero tipo "Titanic" que casi se hunde antes de Nueva York, con vuelta haciendo escala en Veracruz, Cádiz, Barcelona y Nápoles cruzando el charco con el sobrecargo Llata y la capitán Gutiérrez.
Con todo el respeto que me merecen todos aquellos que se suben a un escenario, sean estudiantes, aficionados o profesionales, esta tarde el viaje no fue todo lo plácido que aventuraba el mapa pese a navegar por mares conocidos aunque traicioneros. A José Miguel Llata no me atrevo a llamarle tenor porque su color para el repertorio elegido no siembre se adaptó. En Venecia hizo agua porque Amarilli mia bella (Caccini) o Le Violette de la ópera "Pirro e Demetrio" (A. Scarlatti) exigen unas agilidades para no caerse además de sentir unas páginas que creo deben tener otra expresión.
Está bien sacar del olvido páginas poco escuchadas como Venise (Gounod) o Soireé en mer (Saint-Saëns) porque en el hilo argumental del recorrido geográfico y musical están bien ubicadas, pero la variedad rítmica o tonal también hay que transmitirla, más allá de la partitura, sin importarme que el original esté escrito para una voz u otra.
Mejor y más cómodo en el repertorio británico por gusto y "cercanía" como las dos páginas de Roger Quilter (Now Sleeps The Crimson Petal y Music, When Soft Voices Die) que van mejor al estilo de Llata aunque el piano de Gutiérrez también debería darle un aire más allá del propio acompañamiento. Difícil pese al título de Simple Song (de la Misa de Bernstein) por la afinación y un piano cercano al jazz, nuevamente más sentido que interpretado, para ir calentando "en tierra" con Solitary Hotel (Barber) con texto de Joyce, de difíciles armonías, y esa nana Transatlantic Lullaby del británico G. Wright ambientando la cubierta del barco, un estilo más adecuado a la voz del cántabro afincado en Asturias que además pareció sentirse cómodo o así lo percibí, aunque la dicción no siempre fue correcta.
Había mucho que cantar en la segunda parte tras una mínima pausa para un atraque rápido, obras de enjundia y poderío que requieren mucho recorrido por parte de los dos intérpretes, saliendo a flote por la propia música aunque estilísticamente hubo reparos por quien suscribe. Las referencias de cada una de las partituras son demasiado exigentes y no puedo evitarlas, aunque Llata y Gutiérrez pusieron a toda máquina su vuelta a casa. Lejos de tí (Ponce) una de las más bellas melodías mejicanas escritas, la Saeta en forma de Salve a la VIrgen de Turina con letra de los Hermanos Quintero cual lied andaluz junto al catalán donde piano y voz se equiparan en la sentida Del cabello más sutil (Obradors) nuevamente con el listón muy alto aunque aplaudo la valentía interpretativa, para cerrar con el gran Tosti y dos napolitanas que solo necesitarían una mandolina o un acordeón para viajar también mentalmente: Malia más Il pescatore canta, antes de la propina española de Antón García Abril con el hermoso tema asturiano No te pares a mio puerta, de pianismo exquisito para una melodía tan nuestra que el turolense ha hecho internacional como tantas otras, captando a la perfección la riqueza de nuestro folklore para llevarla a la sala de conciertos.
No tuve que usar chaleco salvavidas porque en el Mediterráneo y el Cantábrico hubo calma chicha pese a la amenaza de tormenta. La música vocal sigue de celebración y cuando está tan bien escrita merece la pena un periplo como el elegido por Llata y Gutiérrez, porque el riesgo forma parte de la aventura y llegamos sanos a buen puerto. Mañana tomamos otros aires con coplas y boleros...

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