Bohemia capital Bilbao (8)
Domingo 5 de marzo, 12:15 horas. Palacio Euskalduna, Bilbao: "Musika-Música". Concierto nº 47, Auditorio: Katie Stevenson (mezo), OSPA, Perry So (director). Obras de Dvořák y Mahler. Entrada: 12 €.
Segundo concierto de "mi" OSPA con So a la batuta dejándonos una sorpresa de lo más agradable con el Poema Sinfónico "La bruja del mediodía", op. 108, B. 196 de Dvořák, con una gama dinámica impresionante y toda la madera (bravo el oboe y especialmente el clarinete bajo) aportando calor y color. El maestro So transmite seguridad y calidad por lo que la respuesta de la orquesta asturiana es excepcional. Las distintas secciones suenan precisas, claras, transparentes todas ellas, de la cuerda al viento sin olvidarme de una percusión siempre en su sitio. Vuelvo a citar las notas de Mercedes Albaina para mejor comprensión de esta obra del checo: "Esta bruja del mediodía sirvió de base para la fábula versificada por el poeta checo Erben quien habiendo perdido a la mayor parte de sus hermanos siendo niño, utiliza el tema de la muerte infantil de manera recurrente en sus baladas. En ésta, la mezcla de folklore y superstición es evidente y el retrato musical que hace Dvorak del malvado personaje y del suceso de trágico final -la muerte del niño y la maldición de los padres-, es excelente: los hechizos y abracadabras se enroscan en colores tímbricos, motivos onomatopéyicos, acentos marcados y secciones donde la música contiene la respiración ante la magia y el horror. La muerte, la poesía, la brujería y la tradición, como fascinaciones románticas sublimadas en su música". Y es que So es un brujo del sonido haciendo hechizos en los asturianos para volver a enamorar al respetable con esta partitura poco habitual ejecutada al detalle y con auténtica magia.
Y Mahler nos trajo otra mezzo para "la colección", la joven Katie Stevenson de color carnoso aunque con un vibrato algo excesivo, más allá de la expresión, que no impidió la dosis de emoción de las "Canciones a los niños muertos" (Kindertotenlieder) con un So atento a la OSPA en momento álgido como verdadera coprotagonista. La muerte ligada a la infancia es algo tristemente habitual en la vida del bohemio y tomando los versos de Rückert creará esta obra de una belleza que acongoja desde los propios textos, con la música elevando ese dramatismo desde el dominio sinfónico.
El semblante de la mezzo británica reflejaba esa angustia hecha música, el dolor como experiencia, la voz de(l) Alma, los contrastes desgarradores de luces y sombras aunque la muerte sea como decía Mahler un camino hacia la vida: "El acto de la creación está en mi tan estrechamente ligado a toda mi experiencia, que cuando mi inteligencia y mi espíritu se hallan en reposo, no puedo componer nada". Stevenson puso sentimiento y buen gusto en cada uno de los cinco números y la OSPA el ropaje ideal con un Perry So atento a los volúmenes para no ocultar ningún detalle, con otro triunfo ante el público que dejó una buena entrada en esta sesión matutina del domingo, quedando aún a los asturianos la tarde nuevamente con Dvořák cerrando emociones de dolor elevadas al éxtasis sonoro.
Segundo concierto de "mi" OSPA con So a la batuta dejándonos una sorpresa de lo más agradable con el Poema Sinfónico "La bruja del mediodía", op. 108, B. 196 de Dvořák, con una gama dinámica impresionante y toda la madera (bravo el oboe y especialmente el clarinete bajo) aportando calor y color. El maestro So transmite seguridad y calidad por lo que la respuesta de la orquesta asturiana es excepcional. Las distintas secciones suenan precisas, claras, transparentes todas ellas, de la cuerda al viento sin olvidarme de una percusión siempre en su sitio. Vuelvo a citar las notas de Mercedes Albaina para mejor comprensión de esta obra del checo: "Esta bruja del mediodía sirvió de base para la fábula versificada por el poeta checo Erben quien habiendo perdido a la mayor parte de sus hermanos siendo niño, utiliza el tema de la muerte infantil de manera recurrente en sus baladas. En ésta, la mezcla de folklore y superstición es evidente y el retrato musical que hace Dvorak del malvado personaje y del suceso de trágico final -la muerte del niño y la maldición de los padres-, es excelente: los hechizos y abracadabras se enroscan en colores tímbricos, motivos onomatopéyicos, acentos marcados y secciones donde la música contiene la respiración ante la magia y el horror. La muerte, la poesía, la brujería y la tradición, como fascinaciones románticas sublimadas en su música". Y es que So es un brujo del sonido haciendo hechizos en los asturianos para volver a enamorar al respetable con esta partitura poco habitual ejecutada al detalle y con auténtica magia.
Y Mahler nos trajo otra mezzo para "la colección", la joven Katie Stevenson de color carnoso aunque con un vibrato algo excesivo, más allá de la expresión, que no impidió la dosis de emoción de las "Canciones a los niños muertos" (Kindertotenlieder) con un So atento a la OSPA en momento álgido como verdadera coprotagonista. La muerte ligada a la infancia es algo tristemente habitual en la vida del bohemio y tomando los versos de Rückert creará esta obra de una belleza que acongoja desde los propios textos, con la música elevando ese dramatismo desde el dominio sinfónico.
El semblante de la mezzo británica reflejaba esa angustia hecha música, el dolor como experiencia, la voz de(l) Alma, los contrastes desgarradores de luces y sombras aunque la muerte sea como decía Mahler un camino hacia la vida: "El acto de la creación está en mi tan estrechamente ligado a toda mi experiencia, que cuando mi inteligencia y mi espíritu se hallan en reposo, no puedo componer nada". Stevenson puso sentimiento y buen gusto en cada uno de los cinco números y la OSPA el ropaje ideal con un Perry So atento a los volúmenes para no ocultar ningún detalle, con otro triunfo ante el público que dejó una buena entrada en esta sesión matutina del domingo, quedando aún a los asturianos la tarde nuevamente con Dvořák cerrando emociones de dolor elevadas al éxtasis sonoro.
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