Celebración con la OSPA

Lunes 21 de junio, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo. Concierto Extraordinario "Día Europeo de la Música". OSPA, Juan Andrés Barahona (piano), Tatevik Khachatryan (violín), Dmitri Atapine (cello); director: Óliver Díaz. Obras de Beethoven y Dvorak. Entrada gratuita.
En la noticia del Archivo de Música aún figura Max Valdés
No esperaba una entrada tan buena en el Auditorio pese a tratarse de un "espectáculo gratis cueste lo que cueste" cuando se televisaba el partido España-Honduras del Mundial de Sudáfrica, pero para los que cambiamos fútbol por música realmente mereció la pena (en mi caso a costa de grabar el encuentro y evitar comentarios sobre el resultado para no "aguarme" la posterior visualización y fiesta).
El invento francés de celebrar el 21 de junio este día, es una buena disculpa para hacer aún más popular la llamada música culta, tras el adelanto coral del domingo, y tenía ganas de ver en acción la batuta de Óliver Díaz (sin su "OSGi") al frente de nuestra OSPA, como despedida oficial del curso musical, ya sin Valdés, y afrontando nada menos que el Triple Concierto beethoveniano con tres solistas hijos de músicos de la propia OSPA (abajo en las fotos de José Vallina en LVA ensayando y de Nacho Orejas para LNE al finalizar el concierto), sumando celebración, emoción y orgullo entre su filas que se hizo extensivo a todos los demás, incluyendo al que suscribe.
El Concierto para piano, violín y violonchelo en DO M., Op. 56 "Triple concierto" de Beethoven no es obra frecuente en las programaciones al necesitar de tres auténticos solistas que recreen con dignidad esta difícil composición capaz de unir música de cámara y sinfónica en una sola. Tras los compases iniciales del I. Allegro pronto pudimos disfrutar de una conjunción correcta entre los solistas y la orquesta, con una batuta atenta y dispuesta a encajar los difíciles pasajes en cuanto a tempi y escalas muy bien ejecutadas por todos, siendo el poderoso grave del cello quien redondeó un empaste instrumental peliagudo y alcanzado con nota. Será debilidad mía pero el II. Largo resultó una "delicia camerística" enlazado perfectamente con el vibrante III. Rondo alla polacca que brindaron con gran acierto.
Los merecidos aplausos y para demostrar el buen trabajo del trío nos deleitaron, si la memoria no me falla (internet en casa sí) el Scherzo del Trío en SIbM. Op. 8 de Brahms. (evidentemente el Alzheimer comienza ya, pero mis queridos Aurelio M. Seco y Diana Díaz están "más sembraos" la propina fue el seguno tiempo del Trío nº1 en Re m., Op. 63 de Schumann).
Y la segunda parte nos trajo una interpretación para recordar (lástima que no la grabase Radio Clásica, como es costumbre) de la conocida Sinfonía nº 9 en Mim., Op. 95 "Del Nuevo Mundo" de Dvorak. Como si los padres y madres de los solistas quisieran celebrar el éxito de sus vástagos en la primera parte, todas y cada una de las secciones orquestal dieron una lección de musicalidad, empaste y buen hacer en esta maravilla sinfónica donde el director carbayón dejó fluir las notas y a sus músicos como buen conductor, no limitándose a marcar los numerosos cambios de tempo o las distintas entradas sino a conseguir tensión y relajo, luces y sombras, agonía y esplendor, potencia con delicadeza, es decir todos los extremos que esta obra es capaz de reflejar en cada uno de sus cuatro movimientos, alcanzando una versión plena y más que digna desde el podio hasta la orquesta al completo, teniendo que saludar en varias ocasiones.
Perfecto final de curso con nota de Sobresaliente.

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