Coros como agua
La ciudad de Gijón es la capital asturiana del verano, y comienzan las fiestas con San Pedro, donde la música no puede faltar. El ciclo "La Mar de Voces" (del que dejo imágenes de la portada y los programas así como alguna foto "del celular") aunque arrancó la mañana del domingo en el remozado Teatro Jovellanos con los "chiquitinos", para mí lo hizo el Lunes 28 con el Orfeón de Mieres dirigido por Vicente J. Sánchez y la Coral Polifónica Gijonesa "Anselmo Solar" del pianista y director Policarpo Muñiz Santurio.
Mis paisanos están cerrando la temporada en una excelente forma vocal, pese a bajas de última hora muy comunes en los coros aficionados, y nos dejaron media hora abundante de repertorio variado, donde personalmente me encantó el Canto a Castilla arreglado por A. Curto.
De los locales una hora larga que se hizo algo desigual y desequilibrada tanto en cantidad como en calidad, pese a incluir en el repertorio acompañamiento al piano por parte de su director, que a partir de mi adorado Fauré con piano (aunque a falta de orquesta con arpa yo siempre preferí el órgano) "cedió" la dirección a Vicente Cueva, resultando el coro más acompañante del piano que viceversa, perdiéndose unos matices bien conseguidos. Bonito ese cierre con aromas de Danubio de las Rosas del Sur (Rosem Aus Dem Süden), Op. 388 de J. Strauss II, con balanceo de cantantes incluido aunque sin descanso entre ambas formaciones que costó trabajo pasar del río Caudal al Piles.
Totalmente distinto el martes 29 con auténtico Mar Cantábrico desde Luanco y todo el Océano Atlántico pontevedrés, que consiguió casi llenar el teatro pese a la coincidencia con el "pelotu" donde España y Portugal se jugaban un puesto en Cuartos de Final (reconozco que lo grabé para verlo después, y trabajo me costó no enterarme del resultado), pero aún quedamos hooligans del mundo coral.
"El León de Oro" con vestimenta veraniega y su director Marco A. García de Paz recién llegado de Venezuela con un bronce casi caribeño, nos ofreció treinta minutos de ese repertorio que hace a este coro especial, cristalino como el agua de la fuente, con una gama dinámica que sigue apabullando más un empaste y afinación incluso en obras tan difíciles como las que nos brindaron, destacando el estreno de Ut queant laxis de Xabier Sarasola, un guiño a Guido d'Arezzo y la obra que dio nombre a las notas musicales, actualizado al siglo XXI por el buen hacer de ese gran músico vasco y esa emotiva habanera Era una flor de Jesús Romo (Haro, 10 de octubre de 1896-Madrid, 5 de septiembre de 1955) "calentando motores" para el mediterráneo concurso de Torrevieja.
Camerata Vivace dirigida por Julio Domínguez (Ponteareas, 1965), a quien los gozoniegos dedicaron precisamente su tema Si la nieve resbala, es el coro de voces blancas perteneciente a la Camerata Ad Libitum, un coro de cámara femenino hoy con 19 voces exultantemente jóvenes pero de una madurez y capacidad interpretativa digna de encomio ante un repertorio agrupado por bloques que no solo supuso una lección coral sino auténtica cantera que brilla con luz propia en ese océano de voces. Impresionantes las armonizaciones del propio Domínguez de temas gallegos así como la Parte V del programa (con tres canciones tradicionales de Nigeria, Japón y México) y el cierre con otra obra suya (Estou Amor Aquí, y texto de la tristemente desaparecida Xela Arias), demostrando porqué este gallego es una referencia en el mundo coral nacional e internacional.
Comentarios