No es lo mismo, pero me vale
Miércoles 20 de octubre, 20:30 horas. Auditorio de Oviedo. Ensayo general para el Concierto de Clausura de la XIX Semana de la Música de CajAstur. Coro de la Fundación Príncipe de Asturias, OSPA, Elena de la Merced (soprano), Elisabeth von Magnus (mezzo), Gustavo Peña (tenor), Marco Vinco (barítono-bajo). Director: Maximiano Valdés. Obras de Wagner y Haydn.
De todos es sabido que un ensayo es eso, y nunca será lo mismo que la actuación, incluso se avisó por megafonía que el director podía detener en cualquier momento la música, cosa que no sucedió (no recuerdo ningún ensayo general con público en el que sucediese, al menos con estas formaciones). Y salvo el atuendo de calle de todos los presentes, realmente resultó un concierto gratuito con excelente entrada incluyendo la sala polivalente abierta para estos eventos que amplía hasta las 2040 localidades el habitual aforo de 1505, y que tengo que volver a repetir, cambia la acústica de la sala dejando menos reverberación de la que estamos acostumbrados (al menos es mi humilde opinión).
Tras la obligada interpretación de la "Marcha Real" (Himno Nacional español) que este jueves 21 escucharán los asistentes puestos en pie (el ensayo también resultó así), comenzó el ensayo - concierto con la "Obertura" de Los maestros cantores de Nuremberg (Wagner), un tanto descafeinada y tristemente poco wagneriana pese a los intentos por lograrlo.
Sin apenas respiro y una vez situado coro y solistas comenzó, sin parada alguna para posibles matizaciones o correcciones, la Misa nº 11 en Re m., Hob. XXII "Misa Nelson" (Haydn), obra compleja y hermosa dentro de la amplia colección de misas sinfónico-corales que además ya habían interpretado allá por 1993 y de la que guardo partitura como recuerdo. De entrada detecté cierto desequilibrio en las voces extremas del coro, falta de más bajos que den el sustento necesario, o tal vez menos sopranos sobre el escenario que lograsen el necesario empaste del que suele hacer gala nuestro coro fundacional, y un primer Kyrie con excesiva amplitud de emisión (¡esa E!) que afeó el color propio que tiene la formación dirigida por mi querido Pepu. A su favor haber llevado a buen puerto todas las dificultades de la obra, con numerosas partes en tesituras tensas, cuando no en la llamada "zona de paso", que siempre resultan peligrosas, así como algún desajuste en varias entradas más achacables a la poca claridad gestual conocida del maestro chileno que a otras causas.
El cuarteto solista resultó aseado, bien afinado y empastado, donde:
De la orquesta nadie diría que era la misma del pasado viernes, sin pasión ni tensión, supongo que contagiada en cierto modo del ambiente distendido (por no decir aburrido o hastiado). Me pregunto también por qué la OSPA no se compra (o alquila) un órgano positivo en vez de seguir utilizando los llamados "litúrgicos" con un timbre que no pega ni con cola para esta maravillosa misa haydiniana aunque podría servirnos para Saint-Säens (poco), R. Strauss (algo) o incluso Fauré (más). Reconozco que no hay muchos auditorios en España que cuenten con el órgano en su instalación (en Oviedo perdimos la oportunidad), pero si habría que exigir a los responsables una correcta elección para cada repertorio y época.
Finalmente recordar esta primera visita del maestro Valdés (tras su partida hacia Puerto Rico y Chile) dirigiendo un programa que no parece gustarle, o al menos eso me pareció tras este ensayo "todo p'alante". Esperemos que con la ópera no suceda lo mismo.
De todos es sabido que un ensayo es eso, y nunca será lo mismo que la actuación, incluso se avisó por megafonía que el director podía detener en cualquier momento la música, cosa que no sucedió (no recuerdo ningún ensayo general con público en el que sucediese, al menos con estas formaciones). Y salvo el atuendo de calle de todos los presentes, realmente resultó un concierto gratuito con excelente entrada incluyendo la sala polivalente abierta para estos eventos que amplía hasta las 2040 localidades el habitual aforo de 1505, y que tengo que volver a repetir, cambia la acústica de la sala dejando menos reverberación de la que estamos acostumbrados (al menos es mi humilde opinión).
Tras la obligada interpretación de la "Marcha Real" (Himno Nacional español) que este jueves 21 escucharán los asistentes puestos en pie (el ensayo también resultó así), comenzó el ensayo - concierto con la "Obertura" de Los maestros cantores de Nuremberg (Wagner), un tanto descafeinada y tristemente poco wagneriana pese a los intentos por lograrlo.
Sin apenas respiro y una vez situado coro y solistas comenzó, sin parada alguna para posibles matizaciones o correcciones, la Misa nº 11 en Re m., Hob. XXII "Misa Nelson" (Haydn), obra compleja y hermosa dentro de la amplia colección de misas sinfónico-corales que además ya habían interpretado allá por 1993 y de la que guardo partitura como recuerdo. De entrada detecté cierto desequilibrio en las voces extremas del coro, falta de más bajos que den el sustento necesario, o tal vez menos sopranos sobre el escenario que lograsen el necesario empaste del que suele hacer gala nuestro coro fundacional, y un primer Kyrie con excesiva amplitud de emisión (¡esa E!) que afeó el color propio que tiene la formación dirigida por mi querido Pepu. A su favor haber llevado a buen puerto todas las dificultades de la obra, con numerosas partes en tesituras tensas, cuando no en la llamada "zona de paso", que siempre resultan peligrosas, así como algún desajuste en varias entradas más achacables a la poca claridad gestual conocida del maestro chileno que a otras causas.
El cuarteto solista resultó aseado, bien afinado y empastado, donde:
- el tenor canario cumplió sobradamente gracias a un timbre perfecto para la obra (¿qué tienen las llamadas Islas Afortunadas que dan tan buenos tenores?) y con potencia suficiente para no quedar tapada por la orquesta ninguna de sus intervenciones.
- el sobrino del gran Ivo Vinco es más barítono que bajo, lo que se notó evidentemente en los graves aunque bien conseguidos por los pp donde están colocados.
- la mezzo austriaca resultó perfecta sin grandes alardes, contenida como debe ser en estas obras.
- la soprano valenciana (otra tierra de grandes voces) muy querida en Oviedo, lo mejor del ensayo y dándolo todo como si de la actuación se tratase, lo que siempre se agradece. Está en un momento vocal pleno, capaz de enfrentarse tanto a óperas de envergadura como a estas obras sinfónico corales que interpreta con buen criterio, destacando su fiato y un buen gusto en el discurso musical que no me extraña la esté llevando por los mejores pasos líricos.
De la orquesta nadie diría que era la misma del pasado viernes, sin pasión ni tensión, supongo que contagiada en cierto modo del ambiente distendido (por no decir aburrido o hastiado). Me pregunto también por qué la OSPA no se compra (o alquila) un órgano positivo en vez de seguir utilizando los llamados "litúrgicos" con un timbre que no pega ni con cola para esta maravillosa misa haydiniana aunque podría servirnos para Saint-Säens (poco), R. Strauss (algo) o incluso Fauré (más). Reconozco que no hay muchos auditorios en España que cuenten con el órgano en su instalación (en Oviedo perdimos la oportunidad), pero si habría que exigir a los responsables una correcta elección para cada repertorio y época.
Finalmente recordar esta primera visita del maestro Valdés (tras su partida hacia Puerto Rico y Chile) dirigiendo un programa que no parece gustarle, o al menos eso me pareció tras este ensayo "todo p'alante". Esperemos que con la ópera no suceda lo mismo.
P. D. 1: Del concierto del jueves podemos leer las críticas de Aurelio M. Seco en LVA, Ramón G. Avello en El Comercio, y Pablo Gallego en LNE, del viernes 22. Por una vez la prensa se dio prisa en publicarlas.
P. D. 2: No sé cómo llamar lo escrito por Letizia Álvarez en El Comercio del sábado 23, aunque de música ¡poco o nada!... ¿Crónica rosa? Sí destaca la crítica de Diana Díaz en LNE del sábado 23.
P. D. 2: No sé cómo llamar lo escrito por Letizia Álvarez en El Comercio del sábado 23, aunque de música ¡poco o nada!... ¿Crónica rosa? Sí destaca la crítica de Diana Díaz en LNE del sábado 23.
Comentarios