Pero es piloto

Martes 20 de septiembre, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, proyección en directo desde el Teatro Campoamor: Die Fledermaus (J. Strauss II), segunda función de la LXIV temporada de la Ópera de Oviedo. Entrada libre.
Reconozco que no es lo mismo el teatro en vivo que una retransmisión por muy directa que sea, aunque las haya habido buenas, pero claro, el Campoamor no es el MET, ni los encargados de la producción visual y sonora tampoco. Y viene a cuento porque pese al lleno en la sala principal, que menguó finalizado el segundo acto (la media de edad sigue siendo preocupante), la realización fue horrorosa desde antes de la Obertura (había un desfase de medio segundo que luego corrigieron), tanto en la imagen (¿no saben qué es un salto de eje? creo que es lo básico, y una vez comenzada la escena ¿no conocen el argumento? ¿no pueden enfocar medio plano y no uno contrario con la soprano cantando al fondo? ¿es importante un plano de las espaldas? ¿es normal que se haga un zoom?) como un sonido excesivamente alto que estoy seguro no se acercó a lo escuchado directamente en el propio teatro, además de cambiar los propios planos reales de las voces (¿dónde estaban colocados los micrófonos?). Añadir un cable sin conectar que produjo un ruido de fondo durante todo el primer acto, aún más audible en los pianísimos (aunque desgraciadamente no hubo muchos).
La desbandada de público en el segundo descanso creo que fue debida a los Fuegos Artificiales en plena noche mateína, el horario previsto de finalización casi a medianoche, y sobre todo al nulo coste para el bolsillo, aunque ésto sea de agradecer incluso para el que suscribe, una vez "pelado" tras pagar los abonos de la temporada que ya arranca con el otoño. Del "papelín" (una cuartilla a doble cara) con el reparto, tiempos y ¡fecha de la primera función! tampoco nada que ver con otros años, pero los recortes llegan a todas partes.
Algunos blogs y toda la prensa regional de este día se ocupaba largo y tendido del estreno, por lo que críticas y comentarios están como enlaces (links) puntuales en este párrafo, incluso bastante coincidentes con mi visión, hechas las aclaraciones previas de esta nueva experiencia que tampoco llegó a Mieres, lo que no me extraña dada la última con tres personas en la sala. Suscribo la barbaridad de traducir los diálogos alemanes al español (para eso están los subtítulos), la poca gracia en los intentos de actualizar y regionalizar las partes habladas (algunas totalmente fuera de lugar), el despropósito del llamado "cuerpo de baile" con cuatro ¡odaliscas! que chocaban -por todas partes-, y los morcilleos que tristemente me recordaron demasiado al "chatín" Arturo Fernández, sin olvidarme de la chavacanada en el último acto de un "Asturias patria querida" o un carcelero algo exagerado etílicamente y chirriante en el papel que le escribieron. Tampoco me gustó la dirección musical de Eric Hull, pues ni concertó como debe (por momentos resultó como la desincronización imagen y sonido de la obertura) ni sacó todo el potencial de una OSPA (con Guelfat de concertino) a la que continúan "prestándola" para las funciones que no cubre la teórica titular del foso, aunque sea la aportación regional que muchos no quieren ver (sólo quieren dinero en metálico). La conocidísima obertura quedó pobre por un tempo alejado del espíritu festivo y unos rubatos que el director no hubiera logrado ni con la filarmónica austriaca.
Del resto, lo apuntado desde el teléfono nada más finalizar el primer acto. Bien el Coro de la Ópera que dirige Patxi Azpiri, aunque demasiado estáticos en muchas ocasiones, pero supongo que no fue culpa suya.
Globalmente el triunfo se lo llevó el segundo acto no ya por el tributo del Johann Strauss hijo a Puccini o Verdi, sino por la sorpresa (en la segunda ya no) de contar para él con el ¿cameo? de dos voces asturianas de primera: Ana Nebot ¡excelente en toda su Manon Lescaut! y Alejandro Roy ¡qué Cavaradossi!, sumándose la presentadora de la televisión regional Sonia Fidalgo, que lleva las tablas en la sangre, muy en su papel. Además nos dejó a Rocío Martínez (Ida) cantando esa Musetta, aseada como en el resto de su actuación, pero que por pedir para esta "fiesta del segundo acto", mejor hubiesen invitado a Beatriz Díaz, a quien los responsables de la ópera ovetense siguen olvidando (¿que dirá Mutti cuando se entere en octubre?). Hasta el brindis "traviatino" con todos salió más que digno, sin olvidarme de Ludmila Orlova al piano en escena, impecable. Pero si los que triunfaron fueron los invitados ¡mal asunto!...
Del reparto titular me quedo con una Jossie Pérez (Príncipe Orlofsky) que lo dio todo en este travestido y difícil papel (ojalá vuelva como Carmen), y sobre todo Chen Reiss (Adele), soportando como nadie no ya los primeros planos a pantalla completa sino transmitiendo la gracia de su papel en todos los terrenos (incluyendo la tontería de hacerla estudiante del "Erasmus" para justificar que fuese la única que no habló español). En menor medida Mariola Cantarero (Rosalinde) que "gritó" más de la cuenta y no la veo en este papel pese a sus buenas intenciones, salvo unas Czardas que salvó con notable (lástima que nadie se acordase del toque zíngaro). Quiero pensar que la microfonía en este caso no ayudó a su color de por sí estridente, agradeciéndole que su luna de miel la pase cantando en Oviedo, donde se la aprecia y mucho.
De los caballeros destacar sobre todo a Peter Edelmann (Dr. Falke) y al menos citar a Gabriel Bermúdez (Gabriel von Eisenstein) más en la parte actoral que la canora y a pesar de la amplificación. Para que no me llamen antiguo, mencionar que la producción es de la Ópera de Las Palmas, sencilla y alejada del lujo esperable, con escenografía de Mario Pontiggia, personalmente nada del otro mundo (las odaliscas tampoco).
Y a pesar de todo, el resultado global, que es lo que habría que valorar, resultó ser lo que se pretendía ¿ya es Navidad en el Campoamor?, aunque no quiero imaginarme "La del manojo de rosas" traducida al alemán y ambientada en Berlín, pero cosas peores he visto y oído.
Mal empezamos si la Opereta pareció de chiste:
Se encuentra un ratón con su ex-novia del brazo de un murciélago: -¿Y me cambiaste por ese ciego y tan feo? A lo que la ratita le contesta toda ufana: -¡Pero es piloto...!.

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