Nucci ¡El Barítono!
Sábado 26 de noviembre, 20:00 horas. Teatro Filarmónica, Oviedo. IX Concierto Homenaje a Alfredo Kraus: Celso Albelo (tenor), Leo Nucci (barítono), Juan Francisco Parra (piano). Entradas: 35€ y 30€.
Si al gran canario Kraus casi todos le reconocemos como "El Tenor", está claro que el boloñés Nucci es "El Barítono", y este italiano tan querido y esperado en Oviedo fue la auténtica figura de la novena gala lírica organizada por la Asociación Lírica Asturiana "Alfredo Kraus" que logró llenar el teatro ovetense, cuna de muchas aficiones y nuevo éxito para el grupo comandado por Carlos Abeledo.
El programa, del que dejo copia a la izquierda con la corrección a mano de la errata, se estructuró en dos partes bien diferenciadas, ópera de la buena y canciones populares de la casa, para regocijo de una mayoría que jaleó con bravos todas y cada una de las intervenciones solas y a dúo de los protagonistas, sin olvidar "la ola" en la primera fila (se aprecia en alguna de las fotos sacadas con mi teléfono) y guiños hacia ellos de los protagonistas. Tener público entregado, agradecido y expectante es lo que tiene.
Del canario Juan Franciso Parra Viejo tengo que comenzar hablando en primer lugar porque es el perfecto pianista para estas galas, conocedor y auténtica especialista del repertorio, capaz de lograr que las reducciones orquestales suenen impecables, siempre atento al cantante (¡clavó todas las entradas con ellos!) mimándole, respirando con él, y maravilloso donde la escritura pianística es original. Perfecta músico para dos voces que representan un ayer todavía actual y un mañana que ya está aquí.
Comenzar el concierto con Largo al factotum del Fígaro sevillano no está al alcance de todos, pero Nucci salió a escena cual representación increíble (la orquesta la pusieron 88 teclas en manos de Parra) para llenarla plenamente sin necesitar guitarra alguna, con Rossini presidiendo desde las alturas, personificación viva de un personaje que sigue siendo suyo.
Y claro, con un listón tan alto Celso Albelo comenzó con A mes amis de "La Figlia donizzettiana" demasiado duro para arrancar casi en frío (el recuerdo siempre será para el Maestro). Menos mal que se le perdona todo, incluso la valentía del papel cantado siempre con gusto y nuevamente arropado por su pianista habitual.
"El Ballo verdiano" es otra de las piezas maestras para "Renato" Nucci, y con Eri tu demostró nuevamente su maestría y la reafirmación del refrán Quien tuvo retuvo. No quedó a la zaga "Nemorino" Albelo con Una furtiva lacrima mucho más posada y reposada que en otras ocasiones, limadas asperezas en ataques o finales (cómo ha mejorado), con un color de voz perfecto para este personaje y unos pianissimi que proyecta hasta el paraíso. El dúo con "Belcore" Nucci me transportó no ya a mi elisir veneciano sino directamente al lujo y poderío de un trío perfectamente empastado que colmó todas las expectativas líricas de esta primera parte. Detalles como tener preparado papel y pluma o un billete de 20 € además de una escenificación ejemplar son realmente de agradecer, no hacen falta ni decorados para meternos en ambiente.
No pueden ni deben faltar las canciones que salen del corazón y condensan en un par de minutos todo el sentimiento hecho música desnuda con la voz y el piano. Las napolitanas Voce 'e Notte (Ernesto de Curtis) y Dicitencello Vuie (Enzo Fusco / Rodolfo Falvo), nos trajeron al Nucci en estado puro, sentimiento desde lo profundo de la lírica hecha magisterio puro, poniendo incluso las mandolinas en nuestra mente y claro tributo a "El tenor". Entre ambas Albelo nos brindó una joya del repertorio camerístico de Alberto Ginastera: la Canción al árbol del olvido con un piano coprotagonista de esta milonga para paladares exquisitos (siempre le tendré especial cariño).
Casi continuación del intimismo argentino llegó Detén tu alado paso de "Don Gil de Alcalá" (Manuel Penella) donde el tenor santacrucero parece beber de su paisano, maravilla de buen decir con acompañamiento perfecto en una sentida interpretación.
El cierre, tras unas palabras de admiración por "el tenor" a cargo de "el barítono" lo puso el archiconocido Granada (Lara) en tesitura para Don Leo, con garbo canario y poso italiano, dejándonos los "fuegos artificiales" en la nota final y el piano siempre en su sitio (¡un prodigio!).
Lógicamente las propinas no podían faltar, esta vez vuelta a las raíces, al magisterio, al llenarlo todo, primero con Cortigiani de "su" Rigoletto que sigue siendo referencia, en medio un Vivi tu de "Anna Bolena" que resplandeció en la voz de Albelo (habrá que seguirle en este rol de Percy), y rematar con un Nemico della patria del "Andrea Chenier" cantado como nunca, ¡mejor imposible! y atronadores aplausos en un Filarmónica que vibró como hacía tiempo no se recordaba.
Leo Nucci ¡El Barítono! sigue asombrando y eclipsando... incluso a Celso Albelo, con un Juan Francisco Parra PERFECTO nuevamente. Así da gusto: Lo bueno si breve, tres veces bueno aunque sepa a poco o Todos queramos más.
Si al gran canario Kraus casi todos le reconocemos como "El Tenor", está claro que el boloñés Nucci es "El Barítono", y este italiano tan querido y esperado en Oviedo fue la auténtica figura de la novena gala lírica organizada por la Asociación Lírica Asturiana "Alfredo Kraus" que logró llenar el teatro ovetense, cuna de muchas aficiones y nuevo éxito para el grupo comandado por Carlos Abeledo.
El programa, del que dejo copia a la izquierda con la corrección a mano de la errata, se estructuró en dos partes bien diferenciadas, ópera de la buena y canciones populares de la casa, para regocijo de una mayoría que jaleó con bravos todas y cada una de las intervenciones solas y a dúo de los protagonistas, sin olvidar "la ola" en la primera fila (se aprecia en alguna de las fotos sacadas con mi teléfono) y guiños hacia ellos de los protagonistas. Tener público entregado, agradecido y expectante es lo que tiene.
Del canario Juan Franciso Parra Viejo tengo que comenzar hablando en primer lugar porque es el perfecto pianista para estas galas, conocedor y auténtica especialista del repertorio, capaz de lograr que las reducciones orquestales suenen impecables, siempre atento al cantante (¡clavó todas las entradas con ellos!) mimándole, respirando con él, y maravilloso donde la escritura pianística es original. Perfecta músico para dos voces que representan un ayer todavía actual y un mañana que ya está aquí.
Comenzar el concierto con Largo al factotum del Fígaro sevillano no está al alcance de todos, pero Nucci salió a escena cual representación increíble (la orquesta la pusieron 88 teclas en manos de Parra) para llenarla plenamente sin necesitar guitarra alguna, con Rossini presidiendo desde las alturas, personificación viva de un personaje que sigue siendo suyo.
Y claro, con un listón tan alto Celso Albelo comenzó con A mes amis de "La Figlia donizzettiana" demasiado duro para arrancar casi en frío (el recuerdo siempre será para el Maestro). Menos mal que se le perdona todo, incluso la valentía del papel cantado siempre con gusto y nuevamente arropado por su pianista habitual.
"El Ballo verdiano" es otra de las piezas maestras para "Renato" Nucci, y con Eri tu demostró nuevamente su maestría y la reafirmación del refrán Quien tuvo retuvo. No quedó a la zaga "Nemorino" Albelo con Una furtiva lacrima mucho más posada y reposada que en otras ocasiones, limadas asperezas en ataques o finales (cómo ha mejorado), con un color de voz perfecto para este personaje y unos pianissimi que proyecta hasta el paraíso. El dúo con "Belcore" Nucci me transportó no ya a mi elisir veneciano sino directamente al lujo y poderío de un trío perfectamente empastado que colmó todas las expectativas líricas de esta primera parte. Detalles como tener preparado papel y pluma o un billete de 20 € además de una escenificación ejemplar son realmente de agradecer, no hacen falta ni decorados para meternos en ambiente.
No pueden ni deben faltar las canciones que salen del corazón y condensan en un par de minutos todo el sentimiento hecho música desnuda con la voz y el piano. Las napolitanas Voce 'e Notte (Ernesto de Curtis) y Dicitencello Vuie (Enzo Fusco / Rodolfo Falvo), nos trajeron al Nucci en estado puro, sentimiento desde lo profundo de la lírica hecha magisterio puro, poniendo incluso las mandolinas en nuestra mente y claro tributo a "El tenor". Entre ambas Albelo nos brindó una joya del repertorio camerístico de Alberto Ginastera: la Canción al árbol del olvido con un piano coprotagonista de esta milonga para paladares exquisitos (siempre le tendré especial cariño).
Casi continuación del intimismo argentino llegó Detén tu alado paso de "Don Gil de Alcalá" (Manuel Penella) donde el tenor santacrucero parece beber de su paisano, maravilla de buen decir con acompañamiento perfecto en una sentida interpretación.
El cierre, tras unas palabras de admiración por "el tenor" a cargo de "el barítono" lo puso el archiconocido Granada (Lara) en tesitura para Don Leo, con garbo canario y poso italiano, dejándonos los "fuegos artificiales" en la nota final y el piano siempre en su sitio (¡un prodigio!).
Lógicamente las propinas no podían faltar, esta vez vuelta a las raíces, al magisterio, al llenarlo todo, primero con Cortigiani de "su" Rigoletto que sigue siendo referencia, en medio un Vivi tu de "Anna Bolena" que resplandeció en la voz de Albelo (habrá que seguirle en este rol de Percy), y rematar con un Nemico della patria del "Andrea Chenier" cantado como nunca, ¡mejor imposible! y atronadores aplausos en un Filarmónica que vibró como hacía tiempo no se recordaba.
Leo Nucci ¡El Barítono! sigue asombrando y eclipsando... incluso a Celso Albelo, con un Juan Francisco Parra PERFECTO nuevamente. Así da gusto: Lo bueno si breve, tres veces bueno aunque sepa a poco o Todos queramos más.
P. D. 1: Entrevista de Aurelio M . Seco a Leo Nucci en LVA y reseña de Javier Neira en LNE del domingo 27.
P. D. 2: Críticas de Aurelio M. Seco en LVA y Joaquín Valdeón en LNE del lunes 28.
P. D. 2: Críticas de Aurelio M. Seco en LVA y Joaquín Valdeón en LNE del lunes 28.
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