Penélope Aboli, toda una maestra
Imagen de Pablo, en Programas musicales y autógrafos |
No se puede dar más en menos. La joven y también veterana pianista mierense Penélope Aboli Argüello, galardonada en varios concursos y una de nuestras "grandes" y dentro de lo que se ha llamado "Escuela de Mieres" (Carmen Yepes, Mario Bernardo, Yolanda Vidal...) que han pasado por maestros tan expertos como "nuestro" Francisco Jaime Pantín o el gran Josep Colom, y que ha acudido como siempre rápida a la llamada de su pueblo natal, esta vez del claustro del Conservatorio y Escuela de Música de Mieres para impartir un taller musical de piano y dentro del mismo, ofrecer un concierto que ha sido todo un descubrimiento para la mayoría de asistentes que llenaron el Salón de Actos.
Imagen de Pablo, en Programas musicales y autógrafos |
Sin seguir estrictamente el orden del concierto quiero resaltar obras y autores. La parte "didáctica" y totalmente actualizada la llenaron dos buques insignia de la literatura pianística del pasado siglo, Georg Crumb, del que interpretó algunas de las obras recogidas en su Makrokosmos, - el "guiño a Chopin" del Perpetuum Mobile demostró, para quien tuviera dudas, todo el arte que Aboli atesora- con auténticos ruidos no incluidos y repertorio grande: toses de distintas edades, bocinas de coches, ecos del ensayo del Orfeón, puertas, móviles, sirena de ambulancia, voces de hombres saliendo de la sidrería, pitidos de un reloj digital ¡aún quedan y suenan!, ladridos de perro, tablas que se caían, bebes con su amplia paleta sonora-canora... ¡y me quejo del Auditorio de Oviedo!)... Todo un despliegue sonoro en un piano perfecto de afinación y mecánica, con un volumen propio adecuado a la sala y que además estaba amplificado, como corresponde a la partitura. El americano Crumb que este año cumplirá -esperamos llegue al 24 de octubre- los 80 años, es fiel seguidor entre otros de Webern y con una amplia producción que no olvidó el piano, siendo las dos series del Makrokosmos, del que hoy "intentamos escuchar entre otro cosmos" una selección de cuatro números, probablemente lo más conocido. Penélope fue grabada por el profesorado asistente y organizador del evento, esperando conseguir una copia para disfrute casero (pese a mi opinión de la memoria auditiva y los registros sonoros) sin cabreos por los "añadidos" no deseados ni escritos...
Y no se quedan a la zaga los Játekók (Juegos) del contemporáneo del "yanqui", el rumano de Lugos ó Lugoi (cerca de otro inmenso compositor, Ligeti) nacionalizado por estudios y residencia húngaro György Kurtág (1926) aunque realmente universal.
En los años 70, Kurtág inició uno de los proyectos más interesantes para piano de los últimos años, una serie de obras pedagógicas que tratan de enseñar al niño estudiante a través de la libertad sonora y del juego, justamente por eso, las brevísimas piezas reunidas reciben ese nombre de Játékok (Juegos), muy en la línea didáctica de Bartok (al que no pudo conocer por haber emigrado a EE.UU.). Ha sido aclamado el mayo pasado en Madrid, precisamente actuando con su esposa (en Mieres lo cambiamos por Penélope con sus alumnos) donde interpretaron "algunos juegos" deudores de Luigi Nono (dedicándose obras mútuamente).
De Kurtág hay para escribir mucho, e investigando un poco en su trayectoria vemos su amor por Bach (al que transcribe a menudo y del escuchamos hoy a 4 manos -Penélope, Pablo Suárez y Paula Campomanes- la Sonatina BWV 106 "Actus Tragicus") y otras influencias "B" que cita Paco Yáñez: Bartok, Berg, Beethoven... sumando también la admiración de alumnos suyos de piano como András Schiff y Zoltán Kocsis... sin olvidar su paso como compositor residente de la Filarmónica de Berlín (Sir Simon Rattle le tiene en un altar), y que tiene continuidad musical en su hijo G. Kurtág Jr., en los conciertos supervisando el sonido y produciendo a sus padres, György y Márta.
Aboli hubo de ponerse guantes para un título igual en Crumb y Kurtág, el Perpetuum mobile (Pieza para glissandos), para luego "descansar la mano derecha" con la Elegía para la mano izquierda realmente delicada y con un manejo de las sonoridades (ataque, pedales...) que resultó conmovedor.
Claro que, como buena pianista, aún nos deleitó con cinco Escenas del Bosque de Schumann cual Clara Wieck ejecutándolas -precisa, elegante, femenina, de sonido bello...- y un homenaje en el aniversario de papá Haydn con la Sonata en Sol M, Hob. XVI, 27 realmente de fino encaje que seguramente sirvió al alumnado presente para comprobar "in situ" la técnica al servicio de la música. Toda una lección de Penélope Aboli, una joven maestra ya consumada.
Comentarios
Felicidades,
Diego
Un saludo asturiano para Pucela