Reflexionando con el Requiem de Verdi

Sábado 21 de mayo, 20:00 horas. Conciertos del Auditorio, Oviedo. Orquesta y Coro del Teatro Regio de Turín (director del coro: Claudio Fenoglio)Tamar Iveri (soprano), Daniela Barcellona (mezzo), Maksim Aksenov (tenor), Ildar Adbrazakov (bajo); Gianandrea Noseda (director). G. Verdi: Messa da Requiem (1874).
Jornada de reflexión en España por las elecciones y nada mejor que escuchar esta obra criticada por cierto agnosticismo del compositor, católico no practicante y anticlerical en la Italia del Risorgimento. Curiosidades y coincidencias aparte, su Requiem es una obra que necesita para resultar redonda un cuarteto vocal de primera, un gran coro perfectamente ensamblado y una orquesta flexible capaz de amoldarse al responsable final: el director. Creo que esta vez fue más bien poliédrica.
El maestro Noseda fue la figura necesaria y capitán de una nave que nunca hizo agua pero casi zozobra por excesos que no empañaron en absoluto la calidad y colorido italiano de una orquesta bien equilibrada en todas las secciones y con el guiño de colocar cuatro trompetas enfrentadas a pares en los laterales de anfiteatro, logrando así el efectismo que no falta a la obra verdiana, perfectamente analizada en las notas al programa por la profesora (y soprano en la Capilla PolifónicaMiriam Perandones, y de la que el director comentaba a LNE que "están todas las emociones y las tensiones de la vida".
Un coro poderoso por sus casi 80 voces, afinado, empastado y equilibrado, aunque de vocalización poco clara en muchos números, compensado por su amplia dinámica casi siempre controlada por el maestro, muy atento y preciso, pero que siendo profesionales deberíamos exigirles un plus que les faltó. Estuvo bien en los números a capella y algo "gritones" en los tutti fortísimos que les demandaba el maestro pero perfecto en el Sanctus para las exigencias del mismo (la fuga pudimos disfrutarla aunque la letra solamente la intuimos).
El cuarteto solista, ubicado delante del coro, resultó más que aseado, en especial durante el Offertorio, destacando "los rusos" sobre "la italiana" y destacando sobremanera Adbrazakov, un bajo que pese a su edad (nacido en 1976) estuvo pleno en todas sus intervenciones (impresionante sus Tuba Mirum y Confutatis con el coro), de color vocal precioso y sobre todo una musicalidad digna de mención. No estuvo a la zaga "la Iveri", sustituta de la inicialmente prevista Sondra Radvanosky (esperando no cancele para la próxima ópera ovetense), con un registro uniforme que no cojeó en el grave y de proyección amplia. Bien Aksenov aunque algo tirante por momentos en el agudo que compensó con un gusto muy traviato, siendo "la Barcellona" quien desequilibró por momentos el cuarteto, sin estar floja pero esperando mucho más de ella. Cierto que su presencia y dominio técnico es incuestionable, su empaste en dúo del Recordare con la soprano estuvo conseguido, más en obras como este requiem, hay que interpretar y poner algo de su cosecha para ser un poco diva.
Por lo demás Verdi siempre es grande, encandila al público y su obra suele estar casi siempre por encima de las interpretaciones por buenas que sean. Conste que firmaba muchas como la de esta jornada de reflexión...
P. D. 2: Críticas del lunes 23 en la prensa regional: Aurelio M. Seco en LVA, Ramón Avello en El Comercio y Joaquín Valdeón en LNE.

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