VIII Encuentro Coral de los Pueblos Mineros (2/2)
El sábado 20 de junio concluyó este encuentro coral de pueblos mineros: Aguilar de Campóo (Palencia), Almadén (Ciudad Real) y nuestro Mieres (Asturias).
Tras unas palabras explicatorias del alcalde de Mieres, el socialista Luis Mª García sobre lo que simbolizaba el Monumento al Minero, a las 19:30 horas se realizó la ofrenda floral ante el mismo personificada en los directores de los tres coros participantes.
Con un salón de actos del Campus en el que no cabía ni un alfiler (había numerosas personas de pie por pasillos y zona trasera) y haciendo de presentador el presidente del Orfeón organizador, mi colega Eustaquio Álvarez, comenzaba la parte musical del encuentro coral mierense, que a la vista de la acogida y los participantes, está plenamente "imbricado" tanto en las fiestas locales como en el mundo coral español, que bien podría hacerse, con más presupuesto evidentemente, internacional, y con los pueblos mineros como disculpa perfecta para ampliar horizontes culturales y musicales.
El primer coro de la tarde fue el palentino Coro Ronda «Peña Aguilón», de la localidad "galletera" y románica de Aguilar de Campoo, dirigido por la ex-alumna de canto de Dolores Suárez Tamargo, la musicóloga (1990) praviana afincada desde hace 18 años en esa localidad, Gema Cuesta Menéndez (a quien en sus años de estudiante tuvimos la suerte de acompañar al piano mi hermana y un servidor) y que se subió al escenario, como la mayoría de los participantes, mermado (*) de sus 35 voces a solo 20: 6 sopranos / 7 contraltos / 4 tenores / 3 bajos, con todo lo que supone de descompensación sonora que gracias a la maestría de su directora (cambios de matices y sonoridades sobre todo) salvó el variado repertorio con el que deleitó a los asistentes: Tourdion (Anónimo francés renacentista), Por vida de mis ojos (Juan Vásquez), Zorongo gitano (Popular / Federico García Lorca / armonización de Francisco Vila), Moon river de la película "Desayuno con diamantes" (Johnny Mercer / Henry Mancini), el conocido y "superversioneado" tema que Elvis Presley cantaba en la película "Blue Hawaii" Can't help fallin in love (George Weiss / Hugo Peretti / Luigi Creatore / arreglo de J. C. Espinosa), Cantares (A. Machado / J. M. Serrat / arreglo de la directora de coro y arreglista argentina Liliana Cangiano (1950 ó 1951-14 de marzo de 1997) y La Trilla (del folklorista zamorano Inocencio Haedo Ganza). En general no tuvieron problemas de afinación ni entradas, desenvolviéndose desigualmente en algunos temas, pero perfectamente atentos a cada una de las claras indicaciones de su directora, que lleva tiempo con ellos, lo que se nota.
El relevo lo tomó la Masa Coral de Almadén, formación con 33 voces graves (de las 40 que lo forman) bajo la dirección de Miguel Oviedo Segador. Si bien los coros de voces iguales no suelen presentar problemas de empaste, esta vez se notó en alguno de los temas, especialmente los que requirieron registros agudos en los tenores, máxime cuando se adapta temas originales a 4 voces mixtas para voces iguales, puesto que suponen "desvirtuar" el original y tener que permutar pentagramas, así como un irregular tenor solista que con una emisión muy nasal y poco homogénea no acabó de convencernos. El repertorio que presentaron fue muy tradicional, agradeciéndoles el haber incorporado canciones asturianas (con una dirección e interpretación de la que discrepo por dinámica y agógica): Canción de mina (Canto popular minero de Almadén), las habaneras Tierras manchegas (R. Oviedo /armonización del director Miguel Oviedo) y La barca de oro (Abundio Martínez), las asturianas Albores de la mañana (Sergio Domingo Ramos) y Como la flor (tradicional asturiana), para finalizar con la poco escuchada por esta tierra Salve rociera de la "Misa del alba en las marismas" y el Himno de Almadén (J. Rodríguez Rubio / P. Pérez Olaya) que los oriundos en la sala escucharon en pie y con todo respeto, precisamente lo mejor de su actuación.
El acto llegaba al colofón con el coro organizador, pero la lógica continuidad del concierto se vio interrumpida por la entrega de dos galardones: la merecida "Insignia de plata del Orfeón de Mieres" al Jefe de Coro Argimiro Suárez Solis que le impuso el alcalde, por su colaboración y trabajo desinteresado en todo lo que se le pide, quien fue breve en sus palabras de agradecimiento.
La "Mención Honorífica" a la Dirección General de Minería y Energía (de la Consejería de Industria y Empleo del Principado de Asturias) que recogió su director Isaac Pola Alonso, soltando un largo discurso político que no ha lugar por contexto y hora, así como por las mínimas "normas de cortesía", excedió lo que llamaríamos "margen de confianza del público" y rompiendo la unidad coral que hasta ese momento habíamos disfrutado (**).
Por fin, y tras la foto oficial, comenzó la actuación de los anfitriones, el coro más antiguo de Asturias y de los más veteranos de España, el centenario "Orfeón de Mieres" que dirige Vicente Jesús Sánchez García. Con un repertorio elegido para la ocasión, donde sonaron temas nuevos y otros ya conocidos en un recorrido geográfico asturhispanoamericano, fueron los triunfadores de la tarde y no sólo por "jugar en casa", dejando constancia aquí de lo cantado: El cóndor pasa (tradicional de Perú / adaptación José Luis Blasco), la mexicana Un viejo amor (Alfonso Esparza), la habanera A tu lado (Javier Busto), la asturiana ¡Ay, un galán d'esta villa! (Javier Armenter Ramos) y la siempre agradecida canción asturiana Mocina, dame un besín (Antolín de la Fuente).
Y como fin de fiesta, todos los coros se unieron bajo la dirección de Vicente J. Sánchez para entonar la popular canción minera Santa Bárbara bendita en arreglo de José Fernández Avello. Como se dice en estos casos, el IX Encuentro Coral ya queda convocado para San Xuan 2010.
Fotos de Pablo en Mieres, VIII Encuentro Coral |
Con un salón de actos del Campus en el que no cabía ni un alfiler (había numerosas personas de pie por pasillos y zona trasera) y haciendo de presentador el presidente del Orfeón organizador, mi colega Eustaquio Álvarez, comenzaba la parte musical del encuentro coral mierense, que a la vista de la acogida y los participantes, está plenamente "imbricado" tanto en las fiestas locales como en el mundo coral español, que bien podría hacerse, con más presupuesto evidentemente, internacional, y con los pueblos mineros como disculpa perfecta para ampliar horizontes culturales y musicales.
El primer coro de la tarde fue el palentino Coro Ronda «Peña Aguilón», de la localidad "galletera" y románica de Aguilar de Campoo, dirigido por la ex-alumna de canto de Dolores Suárez Tamargo, la musicóloga (1990) praviana afincada desde hace 18 años en esa localidad, Gema Cuesta Menéndez (a quien en sus años de estudiante tuvimos la suerte de acompañar al piano mi hermana y un servidor) y que se subió al escenario, como la mayoría de los participantes, mermado (*) de sus 35 voces a solo 20: 6 sopranos / 7 contraltos / 4 tenores / 3 bajos, con todo lo que supone de descompensación sonora que gracias a la maestría de su directora (cambios de matices y sonoridades sobre todo) salvó el variado repertorio con el que deleitó a los asistentes: Tourdion (Anónimo francés renacentista), Por vida de mis ojos (Juan Vásquez), Zorongo gitano (Popular / Federico García Lorca / armonización de Francisco Vila), Moon river de la película "Desayuno con diamantes" (Johnny Mercer / Henry Mancini), el conocido y "superversioneado" tema que Elvis Presley cantaba en la película "Blue Hawaii" Can't help fallin in love (George Weiss / Hugo Peretti / Luigi Creatore / arreglo de J. C. Espinosa), Cantares (A. Machado / J. M. Serrat / arreglo de la directora de coro y arreglista argentina Liliana Cangiano (1950 ó 1951-14 de marzo de 1997) y La Trilla (del folklorista zamorano Inocencio Haedo Ganza). En general no tuvieron problemas de afinación ni entradas, desenvolviéndose desigualmente en algunos temas, pero perfectamente atentos a cada una de las claras indicaciones de su directora, que lleva tiempo con ellos, lo que se nota.
Pablo A., Gema Cuesta y Susana A, en Mieres, VIII Encuentro Coral |
El acto llegaba al colofón con el coro organizador, pero la lógica continuidad del concierto se vio interrumpida por la entrega de dos galardones: la merecida "Insignia de plata del Orfeón de Mieres" al Jefe de Coro Argimiro Suárez Solis que le impuso el alcalde, por su colaboración y trabajo desinteresado en todo lo que se le pide, quien fue breve en sus palabras de agradecimiento.
Argimiro Suárez y el Alcalde, en Mieres, VIII Encuentro Coral |
Por fin, y tras la foto oficial, comenzó la actuación de los anfitriones, el coro más antiguo de Asturias y de los más veteranos de España, el centenario "Orfeón de Mieres" que dirige Vicente Jesús Sánchez García. Con un repertorio elegido para la ocasión, donde sonaron temas nuevos y otros ya conocidos en un recorrido geográfico asturhispanoamericano, fueron los triunfadores de la tarde y no sólo por "jugar en casa", dejando constancia aquí de lo cantado: El cóndor pasa (tradicional de Perú / adaptación José Luis Blasco), la mexicana Un viejo amor (Alfonso Esparza), la habanera A tu lado (Javier Busto), la asturiana ¡Ay, un galán d'esta villa! (Javier Armenter Ramos) y la siempre agradecida canción asturiana Mocina, dame un besín (Antolín de la Fuente).
Y como fin de fiesta, todos los coros se unieron bajo la dirección de Vicente J. Sánchez para entonar la popular canción minera Santa Bárbara bendita en arreglo de José Fernández Avello. Como se dice en estos casos, el IX Encuentro Coral ya queda convocado para San Xuan 2010.
P.D. De las dos nuevas orquestas asturianas que están surgiendo y actuando, de las que ya avancé algo en el blog, volveremos a escribir un día de estos.
(*) La tónica de todos los coros fue la de acudir con menos "efectivos" de los habituales, lo que deslució la supuesta calidad previa y el resultado final desmereció al impedir un correcto equilibrio de las voces. Conocemos las dificultades de los coros aficionados para desplazarse fuera de su localidad, más cuando hay pernoctas, y no todos los cantantes tienen la posibilidad de viajar siempre que puede, lo que ma hace plantear dos cuestiones: a) El director debería buscar una formación real menos descompensada, incluso variando el repertorio, aunque suponga dejar sin cantar a los efectivos disponibles realmente; b) La organización del evento debería exigir, como en otros contratos artísticos, estos mínimos para que el currículo no sea menguado con todo lo que conlleva de calidad final sobre el escenario.
(*) La tónica de todos los coros fue la de acudir con menos "efectivos" de los habituales, lo que deslució la supuesta calidad previa y el resultado final desmereció al impedir un correcto equilibrio de las voces. Conocemos las dificultades de los coros aficionados para desplazarse fuera de su localidad, más cuando hay pernoctas, y no todos los cantantes tienen la posibilidad de viajar siempre que puede, lo que ma hace plantear dos cuestiones: a) El director debería buscar una formación real menos descompensada, incluso variando el repertorio, aunque suponga dejar sin cantar a los efectivos disponibles realmente; b) La organización del evento debería exigir, como en otros contratos artísticos, estos mínimos para que el currículo no sea menguado con todo lo que conlleva de calidad final sobre el escenario.
(**) Como comentario, no vendría mal exigir menos discursos o bien concentrarlos al principio, para evitar romper la necesaria continuidad de un concierto musical, que a fin de cuentas era de lo que se trataba.
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