Excelente mañana con la Banda Sinfónica del CONSMUPA y Pascual-Villaplana
Foto PABLO De todo un poco |
La primera parte con unos autores que conocen este tipo de formación para la que escriben, la Banda Sinfónica, primero Persichetti (1915-1987) y su Pageant (1953). La gente joven "calentó motores" rápidamente y la simbiósis con el director alicantino fue total. Le siguió Goorhuis (1948) y su Passion et Tendresse -Pasión y Ternura- de 1992, donde la contraposición del título llevada a lo musical realmente demostró los buenos "mimbres de este cesto", destacando José Ferrer en el corno inglés, Adriana Alonso en el oboe, Jesús Campo en la trompeta y Pablo Dopazo en el bombardino, y citarlos por sus solos, aunque todos cumplieron a la perfección. La primera parte se cerró con Whitacre (1970) y su Cloudburst -Chaparrón- (2000), obra que nos encantó a todos los asistentes -tres cuartas partes escasas del patio de butacas- por la combinación vocal, instrumental y corporal donde los chasquidos de dedos ambientaron perfectamente los "goterones" de ese chaparrón de sonido en esta banda sinfónica que hizo buena la propia adaptación del compositor de una obra para coro a ocho voces, piano y percusión basada en el poema de Octavio Paz El Cántaro Roto. Con un repertorio bien elegido y trabajado durante cinco días escasos, no hay concierto aburrido ni malo, aunque las obras sean nuevas para todos.
La segunda parte que yo titulé "casi orquestal" comenzó con Puccini y la Suite Sinfónica de "Edgar" arreglada por Johan de Meij, y realmente se aprecian dos cosas: de una ópera poco escuchada y nada pucciniana (es la segunda que compone y con cuatro revisiones, tras su primera Le Villi), un músico como el holandés que domina estas formaciones, hizo un arreglo realmente increíble, consiguiendo unas sonoridades de plena vigencia en pleno siglo XXI. Y para terminar Bernstein con la Suite "Candide" en arreglo de Clare Grundman, que podemos aplicarle lo dicho para Puccini, con la diferencia de que el propio Bernstein supervisó los arreglos. Aquí hubo algún desajuste de tempi pero de nuevo solistas, banda y director consiguieron transpasar la partitura y encandilar al auditorio, en parte con público "no habitual" pero que al salir comentaban la satisfacción de una mañana musical donde la propina fue un pasodoble nada académico del propio compositor, quien tuvo palabras de agradecimiento para el director del CONSMUPA su "paisano" el clarinetista Alberto Veintimilla Bonet, para el maestro Francisco Vigil Sampedro, profesor del Conservatorio de "Orquesta y Banda", director de la Orquesta Sinfónica del mismo y director fundador de la Banda de Música "Ciudad de Oviedo", y para todos los que le han posibilitado esta primera visita a Asturias que tanto ha dado de sí.
Gracias por alegrarnos la mañana del domingo sin necesitar un vermouth.
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