Y el jueves un poco de Mahler en Oviedo
Dentro de los Conciertos en el Auditorio en Oviedo, el próximo jueves 5 de febrero tenemos a la Orquesta SWR Baden-Baden Friburgo (su titular es Sylvain Cambreling) de gira por Valencia, el Festival de Música de Canarias (interpretando este programa en Las Palmas y Tenerife), Oviedo, el Kursaal donostiarra (el viernes 6 de febrero pero con las Hermanas Labeque que también están en Valencia), bajo la batuta del también compositor de Dresde aunque emigrado a Argentina Michael Gielen (también pasó por Las Palmas), quienes interpretarán con el barítono-bajo Hanno Müller-Brachmann (otro que también está de gira: viene de Londres de cantar acompañado al piano por András Schiff) un "poco" de Mahler:
- Blumine (florecillas), compuesta como música incidental teatral y luego incluyéndola en la Sinfonía Nº 1, Titán como movimiento central o a continuación del primero, para luego eliminarlo (aunque aquí les remito directamente al libro de Pérez de Arteaga o más rápido a El Cuervo López).
- Y una selección de las canciones del El cuerno mágico, El niño del cuerno de mágico (puede ser también cornucopia) subtituladas "Viejas canciones germanas" o mejor no traduzco y lo dejo como el propio Mahler escribió Des Knaben Wunderhorn: Rheinlegendchen; Lob des hohen Verstanden; Revelge; Tambourg' sell; Das irdische Leben.
- Para terminar la velada una poco escuchada Sinfonía nº 1 en Do menor, A77, de Bruckner, compuesta entre 1865 y 1866, pero en la segunda versión que quedó estabilizada a partir de 1953, cuando Novack la dio a conocer, superponiéndose a la primera edición publicada en Viena en 1890-1891. Según el programa de mano del Festival de Música de Canarias, el propio Novack explica que "la primera de sus sinfonías tiene su importancia al ser la primera manifestación inequívoca de un genio que más tarde atraería la atención mundial, la primera promesa de la madurez que, aunque llegó tarde, la posteridad le rendiría un homenaje con el paso del tiempo". El propio Bruckner la llamó “Rapazuela impúdica” y al escucharla juguetona y ligera no podemos menos que confirmar el apodo, y continúa Silvino Jaramillo en "El Porvenir": No habrá que buscarle mucha profundidad a esta primera sinfonía (... ) pero es la aurora de una serie que escribiría y que haría exclamar a Wagner: “Si alguno hay que tenga ideas sinfónicas después de Beethoven, ese es Bruckner”.
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